lunes, 16 de septiembre de 2024

Paradigma laboral

Enrique Juan Pesson

 

Cómo han pasado los años, cómo cambiaron las cosas… no solo en lo personal sino también en lo laboral.

Si pienso en los cambios de paradigma que he atravesado desde mi primera experiencia de trabajo hasta la última, y si comparo cómo yo ingresé al mercado laboral con las nuevas formas que tienen hoy los jóvenes para ingresar al mismo, vuelvo a comprobar los cambios en tiempos y formas.

Antes pretendíamos llegar a la jubilación después de estar años en un mismo empleo, comenzando como aprendiz hasta alcanzar puestos más elevados. Ahora los jóvenes no tienen miedo de cambiar de trabajo si no están conformes o cómodos con lo que hacen, con la paga o si no quieren estancarse y prefieren experimentar cosas nuevas.

Cuando yo empecé con mi primer empleo, poco después de terminar la secundaria y con 18 años solo se necesitaba tener el secundario y quizás algún curso de mecanografía, si el objetivo era en un área administrativa.

Tampoco teníamos que enviar CV. En mi caso, fue un amigo quien me contactó y recomendó con el gerente de una compañía de seguros. Los gerentes y jefes fueron los primeros en formarme y capacitarme en el nuevo rubro de la informática. Ellos contribuyeron a mi formación para adquirir experiencia, valores desde lo humano, como honestidad y lealtad, y las competencias para desenvolverme en el ámbito laboral. Diez años después esa compañía por problemas financieros fue liquidada…

Por fortuna no quedé sin trabajo por mucho tiempo y otro gran amigo me abrió las puertas de su empresa de servicios tecnológicos para importantes compañías de Rosario y zona de influencia. Aunque me sentía cómodo en un ambiente amigable, mi afán de superación y aprendizaje me llevaron a buscar nuevos horizontes. El 91 se vislumbraba con muchas innovaciones tecnológicas, cambios económicos, sociales y políticos.

Luego de un período en una empresa de servicios sociales, el cual prefiero olvidar, los cuarenta años me llegaron con veintidós años de experiencia y familia que mantener, pero desocupado. Esta vez no fue tan fácil reinsertarme, me sentí agobiado, con problemas emocionales y depresión. Habían comenzado las presentaciones espontáneas y diversos tests psicotécnicos para buscar trabajo, eso me obligó a reformularme mis estrategias personales, ser tenaz y persistente frente a las adversidades. Realicé cursos de Marketing Personal para la Búsqueda de Empleo, aprendí lo que se podía decir y que no en las entrevistas; también que el puesto de trabajo no lo consigue el mejor sino el más audaz, aquel que sepa venderse. Pude comprobar y vivir en carne propia la precarización laboral existente, desempleado diez meses, tuve que saber reconvertir mi carrera, volver a efectuar estudios terciarios, postítulos universitarios en la Facultad de Ciencias Económicas y, así, adquirir las competencias de desarrollo laboral.

Con el cambio de siglo y la problemática del Y2000, llegó mi último ciclo de trabajo, en un importante banco de la provincia de Santa Fe. Cuando en el 2020 nos tocó padecer la pandemia, el conocimiento informático que tenía me alivió el trabajo remoto; es más, logré adaptarme tecnológica y culturalmente. Así, luego de veintidós años en el banco me jubilé con la satisfacción del deber cumplido, con el reconocimiento de mis compañeros y de todos con los que había compartido tantos años.

No está en mis planes envejecer sino celebrar el sol cada mañana. El milagro a mi edad es mantener mi cuerpo, la máquina más completa y fascinante que existe, funcionando. Como toda máquina a veces debo hacerle algún “service” o bajarle las revoluciones para no reincidir en aquellos tiempos en que las presiones me generaban estrés. Ya no puedo escalar montañas, pero si puedo subir colinas, recorrer valles que también tienen su encanto, los años me han traído un natural desgaste y una serie de prerrogativas nada despreciables como la experiencia y la madurez. 

Hoy bajo el paradigma de la “Sexalescencia” quiero disfrutar de la vida, hacer ejercicios, actividades de agilidad mental, continuar aprendiendo, colaborar con la sociedad, viajar, conocer gente nueva, disfrutar con mi familia y ser dueño de mi propio destino. 

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