Susana Olivera
Rosina
¿Qué
será de los pequeños? ¿No los veré más? ¿Volveré algún día al Piamonte? ¿Veré
otra vez mis montañas? Hoy Piero estaba con fiebre. Catarro seguro… no es tan
fuerte como sus hermanos. Rosina… me duele la garganta. Te preparo miel con
limón. Sin limón. No me gusta el limón. Es tan hermoso. El más pequeño de los
nueve. Mi preferido. ¿Yo tendré nueve hijos con Juan Pablo? Me gustan los
niños. Nueve hijos con Juan Pablo. No sé si quiero tener nueve hijos con él.
Para tener hijos, tantos hijos, se necesita estar enamorada. A amar al marido
se aprende me dijo la señora. Se aprende. ¿Habrá montañas en Rosario? Tan
hermosas como las mías. Seguro que no. No. Tendría que preguntarle a mamá si
voy a aprender a amar al marido. No podré visitarla todos los domingos a la
tarde. No podré visitarla. ¿Quién le llevará margaritas cuando yo esté en
Argentina? ¿Quién sacará la mala hierba de su morada? Está más lejos que
Castilla la Argentina. Rosario.
Allí voy. No se puede venir a Piamonte todos los domingos. Nadie le llevará
margaritas. Solamente yo. Solamente yo.
Yo
estoy bien acá. Soy feliz con los niños. Juego con ellos todo el día, les
preparo las meriendas, lavo sus ropas, limpio sus habitaciones, soy feliz con
ellos. Los chicos crecerán dice la señora y yo no los voy a cuidar más. No me
van a necesitar más. Pero podría quedarme hasta que crezcan. ¿Por qué es mejor
para mí ser la esposa de alguien? Comparto la habitación con los más pequeños
por si tienen miedo a la noche. Yo tendré mi propia habitación. Eso dice la
señora. ¿Los esposos viven en habitaciones separadas en Rosario?
De
ojos azules. Muy alto. Muy claro. Mi príncipe. Envuelto en una enorme capa azul
y sosteniendo la capa con sus largos dedos… la capa azul que aletea al viento.
En su unicornio blanco galopando con su melena rubia que sube y baja. La melena
rubia al viento junto con la capa que aletea y aletea. Mi príncipe con la capa azul cabalgando en el unicornio
blanco de larga cola y blancas crines. Juan Pablo no es mi príncipe; no cabalga
un unicornio blanco.
Casamiento
en una semana Casamiento sin novio. Solo con una foto. Viaje a Argentina en un
mes. Todo arreglado. Ya está todo arreglado. Hay que pensar las cosas
inteligentemente. Dice la señora. ¿Lo mejor para mí? ¿Esto es lo mejor para mí,
mamá? Mamá, ¿es lo mejor para mí? La partida. Otro país. Otra vida. Otra
lengua. Otra gente. ¿Mamá?
Juan Pablo
—Mamá, ¿viene la novia?
—En pocos días, Tuni.
—Viene la novia. Yo beso a la novia.
Muchos besos.
—Sí, Tuni. Se puede besar a la novia.
—¿La novia tira cascotes a los
vecinos?
—No, Tuni. La novia no tira cascotes a
nadie. Tuni, tampoco. Menos con la novia.
—Yo beso a la novia. Se puede besar a
la novia.
—Sí, Tuni.
—Mamá ¿yo puedo besar a la novia? Es
mi novia. Se puede besar a la novia.
—Basta, Tuni.
—¿Ya viene, mamá? Mi novia. Yo beso a
la novia. Se puede besar a la novia y abrazarla. Porque es mi novia. Mi novia.
Hermoso relato, tan real, se me hace que estoy con ella en España, y me gustaría aconsejarla. ¡Qué tiempos aquellos en que los demás resolvían la vida de los más jóvenes ! Los padres de mi suegra, la casaron cuando ella tenía catorce años, con un hombre de treinta, pobrecita, nunca lo quiso, pero tuvo un hijo con él. Luego ella lo abandonó y con el tiempo se casó con otra persona, el padre de mi esposo.Hay historias que te conmueven...Noemí Peralta
ResponderEliminarOh, que historia terrible. ¿Que pasó cuando después?
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