H.
B. Carrozzo
Por aquellos años la
televisión era en blanco y negro y no llegaba a todos los hogares. Pocas
familias tenían en su hogar esos infernales aparatos llenos de válvulas, tubos,
etc, que conectados a una antena externa nos permitía ver cine en casa. La
antena se levantaba como unos 8 metros sobre los techos, había que orientarla
para que la imagen del Canal 7, se vea clara y sin “nevadas”.
Así que iniciado el año
1962, en el Canal 7, y en el ciclo de Obras Maestras del Terror, se presentaba:
El Muñeco Maldito, con la formidable actuación de Narciso Ibañez Menta y la
magistral dirección de Marta Reguera. Y excelente elenco.
Todos los sábados de
Abril y hasta Julio esperábamos el programa. Cenábamos temprano, pizza casera, por
ser sábado. La vieja distribuía las tareas, vos lavas, vos secas, vos guardas, y
preparamos la casa para el evento. Rejuntábamos las sillas de toda la casa.
Esperábamos a los Tíos,
el Turco y la Lula, y primos que venían desde barrio Belgrano en un pequeño
auto a compartir la velada televisiva. La familia llegaba ya cenados por lo que
traían algo para el café que se tomaba.
Y así, puntualmente
durante casi 4 meses, a las 9 y media de la noche, sentados en las
sillas o los sillones, algunos en el suelo, esperábamos el comienzo de la
serie.
Había que apagar la luz
para poder ver mejor, pero alguna tenía que quedar prendida.
No recuerdo con
exactitud la trama de esta serie que nos tenía a todos concentrados siguiendo
las andanzas de este “muñeco” de caminar vacilante, lento.
Si recuerdo del primer
capítulo, que comenzaba con la ejecución de un reo en la guillotina. Luego
alguien se llevaba los restos del guillotinado y con otros cadáveres construía
un “muñeco”.
Recuerdo los gritos de
terror de mi prima y de mi hermana y de algún otro más, cuando la escena se
ponía escabrosa. Cosa frecuente. O alguna risa contenida para no demostrar que
estábamos realmente asustados. O la carcajada desaforada de todos ante la
pavada.
Si llegaba a sonar el
timbre o el teléfono en medio de alguna escena complicada, creo que podría
ocurrir una catástrofe. O una estampida.
Recuerdo que la voz de
ultratumba de Narciso Ibáñez Menta nos ponía los pelos de punta. Cuando el
muñeco caminaba a pasos lentos, tambaleante, causaba terror.
La cara del Marqués de
Coulteray era asustar al más valiente. Ni hablar de Benito Mason, el armador de
muñecos.
Quizás algún mayor
hacia un comentario como para enfriar el ambiente, pero en vano. La tensión
estaba, el susto permanecía, hasta en los viejos.
Pasada una hora llegaba
uno de los momentos más problemáticos. Los visitantes tenían que volver a casa.
Y quién salía a la calle a esa hora.
¿Y quién se iba a
dormir? Sin mirar dentro de ropero o debajo de la cama. Las sensaciones eran tanto
que más de uno de nosotros no dormía esa noche
En fin, la vida seguía,
pero en alguno de nosotros quedó como una marca.
Me acuerdo de esa época, pocas personas tenían tele, y sí, veíamos el muñeco maldito, a todos les gustaba, aunque les produjera miedo. Nuestros dormitorios estaban en planta alta, y si algunos nos demorábamos en subir, mamá se sentaba eb los primeros escalones de la escalera y decía..." vamos a dormir, chicos ?", le daba tanto miedo que no quería subir a dormir sola, ahora en el recuerdo me causa risa la actitud infantil de mi madre.Noemí Peralta
ResponderEliminarMuy lindo relato!
ResponderEliminarEran tiempos de cachurra monto su burra, rango y mida,trompo, bolitas y sí... televisión blanco y negro. Tardes de "El llanero solitario", "Caravana" y por supuesto "Patrulla del camino", "2050 a jefatura".
ResponderEliminarEl muñeco...fue el inicio de otro mundo, mas obscuro y a la vez atractivo. Por lo que recuerdo la misma estructura de la trama lo hacía parecer un docudrama. quizá colaboro a ello la poca tecnología de la que se disponía en esa época. Un abrazo a todos. Hugo