Susana Olivera
Me quedé pensando en
esta frase, que escuché en un relato de la clase del martes pasado. Venían a mí
una y otra vez los versos de Violeta Parra en la conmovida voz de Mercedes Sosa.
Pero no era esa canción lo que me emocionaba. Era mi “gracias”, que brotaba
como grito torrentoso.
Doy gracias a la vida
por el hogar donde nací. Gracias a mamá Elena y a papá Carlos, dos ternuras que
están siempre en mí. Mamá Elena velando mis resfríos; papá Carlos, llevándonos
al parque Independencia, trajeado y con corbata y sombrero. Mamá, cocinando a
cada uno su plato favorito; papá, discutiendo cuantas vueltas podíamos dar en
la calesita o arreglando con sus hábiles manos mis muñecas con los ojos
hundidos. Sus palabras, sus gestos, su afecto siempre presente, su serenidad,
su lucha constante por el bienestar de los suyos, su aceptación ante los
desafíos de la vida. Su ejemplo, vigente aun hoy cuando los valores se han
diversificado tanto.
Doy gracias a la vida
por mis hermanos varones, por los juegos que compartimos, por las peleas que
tuvimos, por las esperanzas que labramos… y sumo a mis hermanas, las esposas de
cada uno, que llenaron el vacío de compañía femenina en mi camino. Y un “gracias”
enorme por los sobrinos y los sobrinos nietos, que disfruto tanto.
Doy gracias a la vida
por el compañero con quien compartí la vida durante cuarenta años. Gracias a la
vida por el camino que recorrimos juntos, por los proyectos que trazamos, por
tantos momentos en nuestro hogar trabajando los sueños. Gracias a la vida por
su amor, por su mirada clara, por sus manos tibias. Gracias por el esposo, el
compañero, el amigo, el hermano, el compinche.
Doy gracias a la vida
por la hija que tuvimos, por permitirme disfrutar de la ropa pequeñita, de los
juguetes, de las tareas de la escuela. Gracias por las fiestas de cumpleaños,
por las tortas y las velitas… Gracias hoy por haber crecido, por ser mayor y
apoyar mis muchos años. Doy gracias infinitas por ser mamá.
Doy gracias a la vida
por el primer trabajo que tuve en las oficinas de la Cultural Inglesa, donde
aprendí la responsabilidad del acontecer diario y donde conocí gente muy linda
cuya amistad hoy conservo. Está acá Ana, junto a mí, y su esposo Oscar en el
salón de al lado.
Doy gracias a la vida
por las escuelas a las que concurrí y donde encontré amigos que aun hoy sigo
viendo: compañeros de la escuela primaria “Pablo Ricchieri” y secundaria Normal
número dos. Gracias por nuestros frecuentes encuentros de jóvenes recuerdos.
Doy gracias a la vida
por la Facultad de Filosofía y Letras (se llamaba así en mi época) donde
aprendí el valor y la belleza de la palabra y que me permitió transmitirla a
jóvenes muchas veces, sin embargo, indiferentes. Aunque otros siguieron mi
camino.
Doy gracias a la vida por
los institutos donde trabajé y donde trabé amistad con mucha gente de distinta
orientación o bien de la mía, como Noemí Vizzica con quien comparto este
espacio. Y con tantos otros compañeros de trabajo, algunos de mi edad y otros
mucho más jóvenes que reviven mi historia y que me contagian su energía y
esperanzas.
Doy gracias a la vida
por mi hoy, por mi presente, por la familia que tengo, por las escuelas que me
reciben a pesar de mis años para contar cuentos a los pequeños, por los amigos
que cultivo, por esta Universidad que me permite sentirme joven.
Y doy gracias a la vida
por estar acá, por vos José, por los compañeros que saben de mis memorias y
que, cuando termino de leer, aplauden mis escritos.
Gracias, “gracias a la
vida que me ha dado tanto”.
Querida amiga de toda la vida, yo doy gracias por haberte conocido como compañera primero en la Cultural y luego como amiga, gracias por dejarme asomar a tu vida con Jorge y luego con tu hijita, gracias por compartir hermosos recuerdos y gracias por ser la misma persona que conocí. Te quiero mucho Susy.
ResponderEliminarQuerida amiga de toda la vida, yo doy gracias por haberte conocido como compañera primero en la Cultural y luego como amiga, gracias por dejarme asomar a tu vida con Jorge y luego con tu hijita, gracias por compartir hermosos recuerdos y gracias por ser la misma persona que conocí. Te quiero mucho Susy.
ResponderEliminarQué lindo es saber agradecer, la vida nos da y nos quita, pero si aprendemos a valorar todo lo bueno seremos muy ricos en valores y sentimientos.
ResponderEliminarGracias amiga y fuerte abrazo.