Lidia Galli
A
mediados del 2016, decidimos regresar a nuestras raíces Argentina, lo cual
significaba desarmar casa e ir despidiéndome de todos los recuerdos. Eso significó
hacer el duelo de una manera muy enriquecedora, diría mágica. Cada cosa que
tomaba en mis manos iba encontrando el destinatario perfecto, fui regalando,
dejando mis reliquias depositadas en las mejores manos. Cuando decidí dedicarme
a mis libros, me desprendí de ellos entregándoselos a mis amigos, de acuerdo a
los gustos de cada uno,
Por
último, en un rincón de esa biblioteca me esperaba muy calladito mi misal de
comunión. Él se escondió hasta último momento esperando la oportunidad de ser
necesitado por mi gran amiga hermana venezolana. Él estuvo silencioso por
muchos años, conservando dentro todas las estampitas.
Para
despedirme, lo tomé suavemente en mis manos, lo fui acariciando, comencé a
pasar sus hojas. Releí la dedicatoria de mi madrina, al mismo tiempo que iba tomando
fotos no solo de la dedicatoria sino de todas las estampitas. De repente, hubo
un detalle que me hizo retroceder en tiempo y espacio: fue recordar y
comprender por qué mi maestra Lidia Hogans había sido tan importante para mí. Ella
siempre tenía detalles que la hacían única, diferente.
Allí,
en ese misal estaban todas las estampitas que las maestras entregaban a fin de año
a sus alumnas, y todas tenían atrás escrito de puño y letra mía la siguiente
frase: “recuerdo de mi maestra fulanita de tal grado”. Más, cuando aparecieron
la de la maestra que marco mi vida, esa dedicatoria era de su propio puño y
letra. Comenzaba “a Liliana”, etcétera, etcétera y lo mismo hacía para cada una
de sus alumnas. Eso podría ser un simple detalle, mas para mí no lo era. Era
una muestra más del amor y pasión que sentía por la docencia.
En una oportunidad, haciendo un curso de
reconstrucción familiar, pedían que nombráramos a las personas que fueron
importantes en nuestro proceso de crecimiento y, además de mi familia, apareció
el nombre de mi maestra Lidia Hogans. Ella fue vital en mi autoconocimiento y
elevación de mi autoestima. Usaba un sistema de distintivos hechos con diferentes
cintitas, de acuerdo a si el rendimiento era bueno, distinguido o
sobresaliente, y todos los meses esa entrega se convertía en un ritual. Todas
llevábamos algún distintivo. Recuerdo perfectamente el momento en que los repartió
por primera vez. Hasta ese día me sentía simplemente buena alumna; sin embargo,
me sorprendió al entregarme el de distinguida, eso significó un estímulo
enorme, me llevó a querer superarme para lograr el sobresaliente. Recuerdo
pararme a las cinco de la mañana para lo cual yo solita ponía el despertador, y
armaba mis carpetas con los dibujos de las figuras geométricas hechas en tinta
china. Me fajaba estudiando. Ella hacia muchas actividades extracurriculares. Eran
iniciativas solo de ella, de nadie más. Ni el colegio ni otras maestras tenían
propuestas semejantes, con ella hicimos teatro, revistas, nos motivaba a crear,
a desplegar nuestras habilidades, aprendimos a trabajar más en equipos.
En
cuarto grado la tuve por primera vez y al llegar a sexto nos separaron. Me
tocaba con otra maestra, sentí una gran frustración, frustración que hizo
florecer todas mis capacidades para defenderme, y pelear por lo mío, hasta lograr
mis objetivos. Hablé con las distintas instancias, hasta lograr las monjas me
cambiaran y pasara a disfrutar otro año más de sus clases magistrales. Ojalá
existieran muchas más Lidia Hogans. El mundo sería muy distinto
Excelente tus recuerdos y tuviste una maestra ESPECIAL! Cuando tuve segundo grado, como maestra reemplazante, les dibujaba estrellitas y ellos se comentaban, cuántas te dibujó a vos? Si eran dos estrellita MB, tres EXC. Y eso los incentivó en la prolijidad. Te pongo Tres estrellitas.
ResponderEliminarEn nuestro paso por la escolaridad siempre queda alguien prendado en el recuerdo. En mi vida quedaron dos maestras y un director que además era escritor. Cuarenta años después me buscó y fue un reencuentro muy emotivo. Sin duda ellos se ganaron su lugar en nuestra memoria.
ResponderEliminarHermoso recuerdo. Un abrazo.
muy bellos los dos comentarios!! siempre pienso porque no existiran mas ejemplos de estos!! es tan lindo recordar a la gente por los detalles que los hacen diferentes!!abrazos
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