martes, 19 de abril de 2016

Los asaltos y bailes adolescentes en los 60 y70

Haydeé Sessarego

El martes 12 de abril un compañero de este hermoso curso escribió acerca de los bailes en su adolescencia, lo que provocó que muchos rememoráramos los que vivimos.
Luego, el profesor sugirió que las mujeres diéramos nuestros puntos de vista en esas lides. Con ese disparador, recordé y decidí que podría ser una de las posibles devoluciones femeninas a dicho relato.
Cerca de mis 14 años fui invitada al ¡primer asalto, organizado por 2do. 2da. Turno Mañana del Normal número 1! ¡Toda una experiencia inquietante y desafiante! En mi caso, pertenecía al curso inmediato inferior; pero tenía muchas amigas en el que lo organizaba. Ese grupo se destacaba por sus muy divertidos asaltos.
Recuerdo que bailé, pero no tengo presente el momento ni mi partenaire. Sé que pasé una noche plagada de confusiones entre la satisfacción y el desasosiego.
Pero, para no detenerme en situaciones particulares, trataré de relatar la experiencia de las mujeres relativa a esos eventos. Lo hago en el que grupo conocí muy de cerca, mi entorno más cercano ya que compartíamos, club, bares céntricos y escuelas también relacionadas sólo por amistades en común.
Sitúo el raconto aproximadamente entre 1964 y 1970.
Las chicas generalmente oscilábamos entre estar sentadas o caminar y los varones parados. No éramos invitadas a bailar a los cabezazos ni había madres o tías acompañándonos. Los varones se acercaban y nos decían: ¿“Querés bailar”?. Sí, sin dudar, nos fijábamos en la altura del compañero, porque era casi impensable bailar o noviar con un chico más bajo. Eso era ¡un quemo!. Una vez en la pista la conversación se daba al ritmo de los Beatles. La canción “Twist y Gritos” es la que más grabada me quedó al inicio de aquel primer asalto ya mencionado y todos los temas de los tres o cuatro primeros long plays. También cumbias de los “Wawanco” (había que saber moverse muy bien con los twist y las cumbias, yo era medio tronco) Por suerte, si nos gustábamos, venían los lentos para chapar. Los cantantes melódicos eran casi siempre franceses, italianos, estadounidenses: Gilbert Becaut, Charles Aznavour, Salvatore Adamo, Boby Solo, Paul Anka, por nombrar los más populares de la época que aún hoy evoco con mucha ternura. Tampoco faltaban “Eydie Gormé y el Trío los Panchos”, Armando Manzanero, Tito Rodríguez, boleros muy lentos y románticos de los que muchos temas recobraron vigencia más adelante con cantantes como, por ejemplo, Luis Miguel.
En esas circunstancias, luego del “¿qué te gusta, hola, cómo andás, etcétera? y si no éramos muy conocidos “¿a qué escuela vas, cuántos años tenés?”, solo por citar algunas preguntas, podía darse el pegar las mejillas y la chica pasarle el brazo izquierdo por el cuello al chico, luego de qué él nos apretara hacia su cuerpo, con el noble objetivo de, como mencioné antes, chapar. Capaz que un rato más tarde de acuerdo a la empatía y atracción, hacía su aparición la frase bien masculina (una chica nunca tomaba la iniciativa) “¿querés arreglarte conmigo?”. Aquí sí, si nos gustaba el varón, era tocar el cielo con las manos y permitir un beso en la mejilla y hasta ¡ en la boca!
Casi siempre, esos eventos solían ser un sábado entre las 21 y las 3, como mucho, por lo que si el arreglo marchaba, se daban una cita para el otro día. ¿Dónde?, muy difícil que fuese en otro lugar que el “centro” y esquina obligada Sarmiento y Córdoba en la puerta de la vieja y desaparecida tienda “La Favorita” o en frente en el también inexistente actualmente “Juven’s”, negocio de ropa masculina muy de moda. ¡Ah! y por la tardecita. ¡Noche, hmm, no!
Esos asaltos transcurrían casi siempre en lo de alguna chica, cuyos padres ofrecían su casa, como también en clubes como el Argentino-Sirio o Sirio-Libanés en calle Italia al 900, en el Centre Catalá, en el Club Español, en el Centro Gallego ,etcétera. Un caso particular fueron los muy valorados preparados en el patio de la Facultad de Ciencias Económicas, donde funcionaba el Superior de Comercio, aclarando que en otros establecimientos educativos no era posible. La finalidad de estos eventos era juntar dinero para el soñado viaje de estudios en 5to. año.
Otro lindo recuerdo, siguiendo con el tema bailes, fueron los de carnaval. Dentro de mi barra, compuesta por una variopinta gama de chicas y chicos de diferentes colegios, pero todos socios de Gimnasia y Esgrima de Rosario (GER). Lo aclaro porque disfrutábamos del carnaval en ese club, cuyos bailes junto a los de Provincial y algunos clubes típicos para esos años de Capital Federal competían en el éxito de la taquilla, dado por la cantidad de gente que asistía cada noche. En GER, escuchamos y bailamos en vivo a Silvie Vartan y Jhonny Hallyday, que eran pareja en su vida real, Los Plateros, Gilbert Becaud; y, ya casi pegados al inicio de los 70, al Nano Serrat, que con su eterna polerita negra o blanca arrancaba los suspiros de las chicas y, por su talento, la admiración de los chicos. Ya a esa altura venían músicos más apropiados para escuchar que para bailar y así tratábamos de estar todos muy cerca del escenario para disfrutarlos mejor.
Para bailar y divertirse estuvo casi siempre la música brasileña, típica hasta hoy, del “carnaval carioca”. A la vez, ya comenzaban a asomar para nuestro disfrute, en lugares más pequeños; Vinicius de Moraes, María Creuza, Toquinho y varios más.
Por último, restan dentro de este tópico las “confiterías bailables”. Hasta los 70 era impensable que una chica fuese a las mismas sin pareja. Es más, no lo permitían los locales. La más emblemática del centro fue “Baltazar” en Rioja casi esquina Corrientes, a mano derecha. Allí, en la matinée, permitían el ingreso a menores entre las 18 y 21. Tan cuidas eran las costumbres que si las parejas nos besábamos, un mozo tocaba la espalda del varón y le hacía señas como “ojo” y a la hora señalada había que irse sin dilaciones.
En Alberdi, estaban otras también muy de moda para el verano especialmente y, como expresé antes, siempre eran para parejas. Se llamaban “Cocó” y “Sunset” y en Fisherton o casi Funes, “Los Solares”, famosa por sus fiestas sobre el césped de fin de año.
Para finalizar, hay un recuerdo muy mío que tenía lugar también en GER entre el 64 y 66. Luego de la pileta, en las tardecitas de verano, entre las canchas de tenis y el bar, en una especie de patio, se pasaba esa música que mencioné y bailábamos luego de bañarnos en los vestuarios, hasta las 21 o antes. Allí, casi siempre se daban los famosos “arreglos” o el placer de bailar con el chico que nos gustaba rivalizando en no pocas ocasiones con otra fémina con nuestro mismo gusto.

¡Hermosas épocas, hermosos recuerdos! ¡Un placer poder compartir y remembrar!

5 comentarios:

  1. El tiempo pasa, la vida y costumbres cambian. Solo queda el recuerdo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Qué memoria para los nombres y los conjuntos musicales. Sin dudas, yo iba a los mismos lugares y en épocas parecidas. Pero la memoria me falla!!! Gracias, hermoso relato. Susana Olivera

    ResponderEliminar
  3. Recuerdo lis hermosos carnavales de Provincial entre 1954 y 1960 ,Baltazar y los bailes en el Cifré y Club Francés

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi nombre es Gladys Beatriz fui al Normal 1 y tebgo hermosos recuerdos de esa etapa y de los carnavales y bailes de graduación.

      Eliminar