jueves, 21 de abril de 2016

Y un día volvimos

H. B. Carrozzo

El 21 de Noviembre del año 2015, diecisiete egresados de la Escuela Industrial Superior de la Nación “General Don José de San Martín”, promoción 1965, volvimos al aula.
A aquel aula que nos albergó cuando comenzamos la especialidad, técnicos químicos nacionales.
A aquel, que, creo, fue el hito que cambió nuestra historia… la personal.
No importaron las dos o tres reuniones que hacíamos todos los años para festejar el “Día del amigo” o la visita de alguno que no vive en Rosario. Para hablar del país, de política, de futbol… ¡para hablar! Para hablar de los que nos dejaron, pero están en nuestros recuerdo, de aquellos que no podemos encontrar, o de aquel que suponíamos desaparecido en la más sangrienta dictadura que tuvo el país. Nos juntamos en la escuela para memorar, recordar, disfrutar.
Recordar, cuando entraba Don Arturo, solo decía “saquen una hoja” y nos dictaba, una a una, diez fórmulas químicas, para que nosotros en diez segundos pudiéramos escribir la fórmula quimica. O un redox o lo que fuere. Todas las semanas, cualquier día, durante el año.
No sé si el Señor Arturo o el Señor Enrique alguna vez revisaron esos escritos. Lo que sí sé es que para nosotros era el detonante para no decepcionar.
O para recordar.
Regla de las fases o de Gibbs: el grado de variancia de un sistema es igual al número de componentes, más dos menos el número de fases.
O: el Número de Avogadro: 6.023 x 10 a la 23 moléculas en cada molécula gramo.
O: la Constante General de los Gases o Constante General de Estado: es igual a 0.082 atm.lt/ºK.mol.
O: el Número de Reynolds: se refiere a los líquidos en movimiento dentro de un conducto. Resulta de multiplicar la velocidad, por el diámetro equivalente, por la densidad y dividir todo por la viscosidad. Si es mayor a 2000, el flujo se considera turbulento si es menor es laminar.
¿Saben cuántas veces usamos estos conceptos en forma directa en nuestra profesión?: ¡Nunca!
Para recordar aquella huelga de tres meses, porque rechazábamos el nombramiento del director. Luego, pasados los años nos dimos cuenta que el Señor Arquímedes fue no solo un excelente director, sino que fue un revolucionario.
¡Oh! ¡El fuego sagrado de la juventud mal dirigido !
O cuando se nos derramó en forma inadvertida ese líquido en la escalera de profesores y los mismos subían y bajaban la misma al son de pequeñas detonaciones.
O cuando nos “comimos” dos meses sin recreo (de 4to. a 6to. de todas las especialidades), porque alguien puso un detector de movimiento en el ascensor de Profesores y otro alguien lo conecto a un petardete. Cuando el ascensor llegó a planta baja y detonó el mencionado petardete, el ascensor subió al primer piso sin parar. Ningún papá vino a reclamar por la sanción. Ninguna mamá lloró. Y alguno de nosotros recibimos alguna sanción extra. No nos deprimimos, no nos frustramos ni nos acomplejamos
Todo esto nos marcó a fuego. Sin esfuerzo, nada se consigue.
Con disciplina mental, la otra es consecuencia de esta, todo objetivo es alcanzable.
Con honestidad, como cuando un profesor pasaba lista para ver los NE (no estudié) Y nos permitía tres por trimestre y nosotros lo administrábamos y no fallábamos.
Con apego a normas y reglamento, ayudándonos entre nosotros, con respeto a nuestros profesores y a las personas. Y a las instituciones.
Haciendo un culto al estudio, atendiendo clases los sábados a la mañana o los jueves a la noche, o cuando fuera, aunque no era obligatorio.
Aprendiendo de nuestros errores, aceptando las consecuencias, penas y castigos, así como aceptando con humildad los premios por nuestros esfuerzos.
A ellos, mi escuela, profesores, amigos, mi personal reconocimiento y eterno agradecimiento.

Hoy volvimos 17, pero estábamos ¡todos!

3 comentarios:

  1. Muy lindo recuerdo y complicadas las ecuaciones.
    Un abrazo.

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  2. En esa éepoca el Secundario era duro, pero cuánto aprendimos de la vida. Susana Olivera

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  3. Cuántos valores y cuántos recuerdos. Felicitaciones por el relato, es para leerlo a los jóvenes actuales.

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