Por
Luis A. Molina
No
conocía nadie, todo era nuevo para mí. La nostalgia me retrotrae a aquel lugar,
antigua construcción de ambientes vetustos, con techos altos, frío en su
aspecto. Típico en aquel año 1954, en sus paredes había fotos de Perón y Evita
juntos a los próceres de nuestra historia, donde se impartía educación
religiosa la que dejó de ser unos pocos años después, tras la revolución del
55.
Recuerdo
las galerías de chapas y columnas de hierro ideales para tomarse de ellas a la
carrera y girar. Paredes color crema en el largo patio. Al final, el mástil.
No
era el único. Para nosotros, los nuevos, era así: nuevo lugar, cosas
diferentes, miradas extrañas. Unas temerosas, otras alegres, la mayoría
expectantes y curiosas. Ese bullicio entre mujeres charlando animadamente, las
más criticando a quienes estaban fuera de su círculo, corridas, risas, llantos,
palabras de consuelo. Era una nueva etapa y debía enfrentarla.
Debía
quedarme allí, no me podía negar, ella me dejaría y durante siete largos años
sería mi segundo hogar, mi fuente de conocimiento, el descubrir día a día un
mundo nuevo.
En
una mezcla de susto, incertidumbre y curiosidad, se abrió un nuevo ciclo para
mí.
Era
mi primer día de escuela.
El primer día de clases es inolvidable.Gracias Luis por recordar esos mágicos momentos que nos emocionan.
ResponderEliminarGracias amiga. El recuerdo nos retrotrae a aquella etapa de miedos y sueños.
EliminarUn abrazo.
Creo que es la misma incertidumbre que sentimos todos, mezcla de ansiedad y desconocimiento. Buenísimo ya que la escuela
ResponderEliminarera para nosotros la segunda casa.Gracias por compartir.
Gracias por tu comentario. Me agrada saber que es un recuerdo compartido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué importante era para nosotros la escuela ! Lugar de encuentro: de relación con los adultos, y de hacer amigos para siempre. Por supuesto de aprendizajes : no sólo de las ciencias sino también de los valores. Qué nos pasa hoy? El tiempo fue deshaciendo lo que vivimos... ?
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