jueves, 6 de noviembre de 2025

Rebelión en Arrecifes

 Mirta Prince

 

El verano era insoportable en ese enero de 1955. Las altas temperaturas y falta de agua y energía eléctrica hicieron que el carácter sumiso, responsable, negociador que caracterizaba a su población hizo que se agrupara y organizara para marchar a la Municipalidad, en busca de una respuesta inmediata a las carencias sufridas y complicadas por el sofocante calor.

Lo acordado era marchar a fin de lograr ser recibidos por el Intendente.

Se determinó reunirse a las 18 en Ricardo Gutiérrez y Necochea, esquina del Banco Provincia.

Marchaban sigilosamente familias completas, por supuestos mi hermano Lucho, Pelusa y Abel primos, iban en el grupo.

La Policía tenía definida su actuación. Una parte montada y otras de pie impedirían que llegaran a la plaza Mitre.

La violencia era terrible, tratando de dispersar a la gente, disparando con su arma reglamentaria.

Es así como Carlos Félix y Eugenio Camarasa, jóvenes de dieciséis años, fueron asesinados por la Policía en el marco de la represión en la esquina de Lamadrid y Ricardo Gutiérrez, precisamente frente a la Farmacia Chacar.

Desde nuestra casa, mi mamá y yo pudimos ver la desesperación de la gente, corrida por la Policía.

Don Juan, vecino de toda la vida, iba entre la multitud saludando a su familia que quería detenerlo y continúo corriendo sin saber adónde iba.

Al día siguiente, comentó no recordar que vivía allí.

Cuando todo se calmó, llegó la tía Cata en busca de Abel, pensando que estaba en casa.

Es ahí donde ven que ninguno de los tres estaba.

Mi padre va a la plaza, encuentra conocidos que le dicen que los habían visto, pero… no aparecían.

Entonces, va a la casa de los abuelos, cercana a la plaza, y allí estaban escondidos por el abuelo, ya que la policía montada seguía recorriendo Alberdi y Rivadavia.

A esta jornada trágica siempre se la consideró fatídica por luchar para tener una vida digna como merece el ser humano.

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