viernes, 25 de octubre de 2019

El televisor

Mirta Prince

No todos tenemos la suerte, de vivir siempre en el mismo lugar.
El destino quiso que alternemos nuestra vida en distintos puntos geográficos, nutriéndonos de valiosas experiencias.
La primera de ellas fue Ezeiza. Hacia allí partimos con nuestros tres hijos, que eran muy pequeños.
Una mudanza trae tantos cambios.
Lo que ellos más extrañaban era a sus abuelos, sus amigos, el barrio y la tranquilidad pueblerina de Arrecifes.
Una vez organizada la casa, los chicos empezaron a preguntar, por la tele, a lo que les respondíamos: “No tenemos antena”.
Pasaban los días, la caja cuadrada permanecía en el rincón, parecía que lloraba.
Los niños se perdían sus programas. Nosotros estábamos tristes; ya que, por la proximidad con la Capital, no tendríamos que estar sujetos a la falta de señal.
Cierto día, regresando el papá a casa, invitó un amigo a tomar mate. Era el “Gringo”, el amigo, el compañero y según los pequeños “el salvador”.
En una de esas, este mira el rincón, donde triste y abandonado, el televisor, pedía ser rescatado.
Hasta que Weigel pregunta:
¿No lo conectaste?
No, no tenemos antena. Respondimos
—¡No!, con una papa y dos agujas de tejer, ¡listo!
Se los conectó y, así, inició una gran aventura tecnológica, pidiendo cables, pinzas, un recipiente, dos agujas y con sus manos mágicas en contados minutos, apareció una imagen nítida y espectacular.
Mirando hacia el costado de Oscar, había seis ojitos brillando de felicidad.
Al irse la visita, mi marido con cierta firmeza dijo: “Por un tiempito, hasta que compremos la gran antena”.
Las cosas no salieron muy bien al principio y se fue postergando el gran cambio.
Cierto día, grande fue mi asombro, al ver la papa llena de brotes y, sin darnos cuenta, fue convirtiéndose en una bella planta.
Nos causaba mucha gracia. Nuestros visitantes nos hicieron muchas cargadas.
En ese entonces había cuatro canales y no había aun control remoto para hacer zapping. Alguien se podía adueñar de la tele, como sucede siempre, y mirar sus preferencias televisivas.
Esa extraña instalación nos fue fiel y permitió disfrutar de algún programa o película en nuestros momentos de ocio. 
Siempre nos acordamos…

1 comentario:

  1. Nunca pude comprobar si daba resultado o nó lo de la papa, pero sé de que muchas personas decían que sí, me pareció una idea genial y una gran ayuda para poder ver la tele...Recuerdos inolvidables...

    ResponderEliminar