martes, 23 de abril de 2019

Nuevo en clase


Hugo Longhi


Primer día de clases en el curso para adultos en la facu. Mundo nuevo para mí. ¿Expectativas? Todas. ¿Incógnitas? Muchas más.
Por fin, algo familiar. El aula es la misma a la que asisto a otro curso por el mismo programa. Al ingresar, veo a unas cuarenta personas de edades indefinidas. Bastantes se conocen de años anteriores. Besos, abrazos y sonrisas sinceras entre ellos es la imagen que me queda.
Me ubico al fondo y, como corresponde, trato de pasar desapercibido. Mantener la boca cerrada para no equivocarme es, en estos casos, una fórmula tan cobarde como eficaz.
Al ratito llega el profesor y se me rompe el molde. Luce arito, tatuajes y ropa casuals. Cero estandarización. No llega solo, una dama de cabello prolijamente cortito lo acompaña. En principio imagino que es una auxiliar o asistente de cátedra. Más tarde cambiará su rol.
El profesor comienza su charla y se me disipan dos dudas. Ahora sé bien de qué se trata la cosa y que se va al diablo aquello de orador parlante-auditorio oyente. La propuesta es que todos debemos participar. La opción es interacción o bostezo. Por una vez, tenemos que saber elegir bien.
Descubro que muchos de los asistentes, ya con trayectoria en el curso, manifiestan abiertamente y con confianza sus pensamientos. Es obvio que se sienten cómodos. A la par alientan a los demás para que se sumen a esa cruzada. Comienzo a abandonar de a poco mis temores iniciales.
De pronto, la dama se convierte en pareja del profesor. Él habla mucho al frente; ella bien poco. Se me ocurre pensar que en casa debe ser a la inversa. Pero mejor no me meto en esa.
El reloj avanza en dirección a la puerta de salida. Yo sigo esa ruta. Con el mismo sigiloso silencio con el que accedí me retiro. Me voy caminando a través de la deliciosa noche y es en ese instante en que engendro estas vivencias que plasmé en forma de breve relato.
Esto es todo, pero . . . continuará.

2 comentarios:

  1. Es sin duda un despertar a un nuevo espacio, seguro que dejará huellas en tu vida como lo hizo con la mía. Solo queda decirte: Bienvenido...
    Un abrazo.

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  2. Gracias Luis, aún no logro identificarlos pero a lo largo de las clases nos iremos acercando. No te das una idea lo que sirve tu comentario. Un abrazo y gracias por dedicarme estos minutos.

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