Susana
Olivera
—¿Qué ocurrió cuando llegó
Rosina, abuela?
—Tía Murcia no la fue a
buscar a Buenos Aires. Unos parientes que vivían en calle Suipacha –si la
memoria no me falla– la recibieron, la tuvieron en su casa un tiempo y después
la acompañaron a Rosario. Llegó con una pequeña valija de cuero sujeta con
sunchos. En ella traía recuerdos de los pequeños Bocca y un muy escaso
equipaje. Era todo lo que tenía.
—¿Qué pasó cuando vio a Juan
Pablo?
—Querida, yo eso no lo
presencié. Solo puedo repetir lo que me contaron.
—¿Tía Murcia te contó sobre
la llegada?
—No. Fueron unos primos de tía
que estuvieron cuando llegó Rosina. Sé que tuvieron el buen gusto de no
imponerle compartir la habitación con Juan Pablo. Ella tenía su propio cuarto
que estaba próximo al del novio. Se le dijo que era hasta tanto ella aprendiera
español. Era como si no se mencionara la discapacidad de Juan Pablo.
—Pero era evidente, ¿verdad
abuela?
—Por supuesto. Rosina quiso
anular el matrimonio, irse a vivir a otro lado, pero no tenía dinero ni
manejaba el idioma. Siempre soñó con regresar a Italia, pero eso estaba tan
lejano que creo que el tiempo se llevó sus sueños.
—Habrá querido morirse…
—Sé que lloró mucho. Contaban
que se la veía llorar en los rincones. Estuvo mucho tiempo sin unirse con la
familia para la hora de las comidas. Tía Murcia la llevó al bar y allí el
trabajo duro la ayudó a olvidar la tristeza de su vida.
—¿Y Juan Pablo?
—Con el tiempo, no sé cuanto,
consumaron su matrimonio. Rosina tuvo dos hijos, que fueron completamente sanos
y hermosos que llenaron de luz los días de Rosina. Cuando murió Juan Pablo –
cosa que ocurrió después de unos siete años de casados–, Tía Murcia entregó a
la joven la casa y el bar que manejaba Rosina, a pesar de que hubo reclamo por
parte de primos de Teo. Rosina trabajó duramente y dio carrera a sus dos hijos
varones. Y cuidó a Tía Murcia hasta el día que esta murió. Rosina no volvió a
casarse a pesar de que era una viuda muy joven y bonita.
—Dedicó su vida a sus hijos…
—Así fue. Así fue.
(*) A esta historia le antecede el relato
“Pensamientos de Rosina y Juan Pablo”, también publicado en este blog. Se puede
leer en:
Es la historia de nuestros mayores que vinieron de Europa y ayudaron a formar este país
ResponderEliminarGracias Susana por terminar de compartir tu historia. Duro, pero hermoso como lo contás.
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