Juan José Mocciaro
Corría
el año 1954, había comenzado las clases y estaba en 1º Inicial de la escuela “Obispo
Boneo”, el salón estaba inundado por el olor del alcanfor. Cada uno de nosotros
tenía colocada en nuestras ropas una bolsita de género con una pastilla de ese
producto, abrochada con un alfiler de gancho. La poliomielitis acechaba a los
niños con la muerte y dejando lisiados a miles. Todavía no había una vacuna
contra ese flagelo y esa pastilla que llevábamos tampoco era la solución.
Era
un método “casero”, que había adoptado la población para evitar el contagio.
Nuestros
padres salían a la noche a pintar los árboles con cal y a blanquear los
frentes, convencidos de que eso frenaba el virus. Se erradicaban los terrenos
baldíos y todo lo que podía poner en duda de ser un foco de infección.
El
23 de febrero del 54, un grupo de chicos de la escuela elemental “Arsenal”, en
Pittsburg, Pensylvania, Estados Unidos, recibieron por primera vez la vacuna
Salk.
En
1955, Jonas Salk anunció que su vacuna había sido probada con éxito y se
convirtió de inmediato en un personaje célebre.
La
peste rozó mi casa. Mi hermana Mónica un día comenzó a renguear. Tenía
solamente cinco años y el médico les dijo a mis padres que gracias a Dios que
estaba vacunada. Ese reflejo había sido un ataque de poliomielitis.
En
1962 la vacuna Salk es reemplazada por la vacuna oral de Albert Sabin que es
más fácil de administrar.
En
nuestro país la enfermedad está eliminada desde 1984.
Le
rindo un homenaje al doctor Jonas Salk por lo realizado y por su humildad. Cuando
le hablaron de patentar su descubrimiento, dijo: “No va haber patente, ¿se
puede patentar el sol?”.
Fue terrible aquella epidemia. Por suerte zafamos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Viviéndo en Mendoza en esa época, también era portadora de la "bolsita de alcanfor" al igual que mis hermanos. A mí me encantaba el olor. Me recordaba a las friegas de Vick Vaporub, que nos hacía mi mamá cuando andábamos apestados. Época muy difícil. Cariños. Ana María.
ResponderEliminarLa bolsita de alcanfor... inocente lucha de nuestros padres ante el terrible flagelo de la polio. Que época Toda precaución parecia poca. Cariños
ResponderEliminarSusana Olivera
Sí, como dicen Susana y Ana eran tan pocos los recursos que nuestros padres disponían par resguardarnos de "las pestes", que todo valía. Nunca voy a olvidar las bolsitas de alcanfor, prendidas a mi camiseta de niña! Gracias por el recuerdo!
ResponderEliminar!Muy preciso tu relato!
ResponderEliminar!Muy preciso tu relato!
ResponderEliminarservira ahora el alacanfor para no contagiarnos el coronavirus podriamos hacer la prueba de llevar una bolsita colgada en nuestra ropa envuelta en una gasita
ResponderEliminarEso pienso !!!!
ResponderEliminarRecuerdo esa epoca, que niño no llevaba su bolsita de alcanfor? Que miedo debieron pasar nuestros padres!
EliminarHoy compré unas pastillas y ando buscando información para ponerlo en un frasco con alcohol y pulverizar ambientes. Y mañana me hago la bolsita. Lo aprendí con mi abuela que vivió pandemia de gripe y me contaba que repelía virus.
ResponderEliminarJusto en estos días mi mamá recordaba la bolsita de alcanfor, era infaltable en esa época sólo se la quitaban al bañarse.
ResponderEliminarNos preguntábamos si serviría real.ente o sólo fue un mito para sentirse seguro.
Qué bueno estaría encontrar algo tan simple para espantar al virus.
Recuerdo muy bien esos tiempos en los que todos los niños de la familia y amigos portabamos la bolsita con alcanfor. Nadie en mi entorno contrajo poliomielitis..quizas el humilde alcanfor ahuyente loz virus. Probemos volver a usarlo.
ResponderEliminarSi yo lo haré en mi niñez se usaba mucho
ResponderEliminarYo compré y voy a usar la bolsita cómo aquellos tiempos. Mal no nos va hacer y quién dice. Zafemos de éste virus
ResponderEliminarYo ya co.pre alcanfor,me hice la bolsita y puse una pastilla en alcohol para los dolores.
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