martes, 16 de octubre de 2018

El beso

Luis Molina

Claro, en una época donde gobernaban los militares todo era diferente, incluso el beso en una plaza, y sin olvidar la sociedad donde todo se veía y se catalogaba de otra manera: las chicas buenas no hablaban y/o hacían ciertas cosas. El intento de robar un beso era frenado con una mano extendida poniendo una distancia prudencial. Sobre todo si solo eras un filito o la compañía de un familiar de ella se encontraba a muy pocos pasos. Luego, con el tiempo y más experiencia, vinieron aquellos que solo fueron ocasionales, fruto de un encuentro furtivo que jamás dejaron huella.
Hasta el momento en que llegó aquel que sí fue de amor, que luego el matrimonio y los hijos fueron sepultando en la rutina, para luego tras la ruptura quedar olvidados. Hubo que seguir soñando con aquel que imaginamos era lo más.
Y hubo un día en que el dolor oscureció el futuro, ya perdidas las ilusiones y casi en el ocaso de la vida; Ocurrió…
Nació sin fe, como algo pasajero. Se fue gestando cada noche, en cada charla y en cada sueño a través de la web, para un día convertirse en realidad, una realidad nunca imaginada, sobre todo por el hecho de ser sexagenario y sin ilusiones.
Esa noche de verano con muchas décadas sobre los hombros se dio la oportunidad. Fue como el renacer del ave Fénix, abrir los ojos a una nueva esperanza con una sonrisa y el deseo de vivir, mirando hacia el mañana.
Y un día llegó aquel que fue el más recordado y duro, fue el beso del adiós; hubo muchos y cada uno dolió. 
Hoy a casi diez años prefiero recordar aquel que me devolvió la ilusión, a pesar de que en la vida me encontré con nuevos desafíos y muchos deseos de vivir. 

2 comentarios: