Mirta Prince
Hoy quisiera contar los
recuerdos más vividos de mi existencia.
Transcurría la escuela
secundaria. Bailecitos, encuentros, salidas, etcétera. Con uno de mis
compañeros de curso habíamos empezado a encontrarnos en esos lugares cada vez
con más asiduidad.
En una de las tantas
veces caminábamos de regreso a casa. Sobre el cielo la luna nueva se miraba y
su luz se espejaba en los pastos. Era una noche excepcional.
Por entre los árboles,
las estrellas plateadas cual si fueran mariposas aparecían y desaparecían.
El barrio, tranquilo. Solo
se escuchaba el paso del tren, con un tintineo vibrante, persistente.
Hasta que, promediando
el camino, llegó el momento y próximos a un camión de hacienda nos dimos el
primer beso.
Recuerdo que
respirábamos el aire fresco de los fresnos mezclado con el olor flatulento de
la jaula. Rápidamente nos corrimos, deteniéndonos en el centro de la vereda,
precisamente en la esquina iluminada tenuemente.
Al darnos el beso quedé
inerte, solo pensé ¿será real o prestado?, ¿existirán esos besos?
No me podía dormir y
con aires de catedrática elaboré una conclusión, tomando nota:
Bueno. ¿Qué es un beso?
Un beso es el arte de
presionar los labios.
Sensación de bienestar.
Romanticismo.
Alegría intensa.
Ritmo del corazón.
Respuesta hacia el amor…
y, así, se me agotaron conceptos e ideas
El amor era muy
importante para mí. He sido amada y también amé. Me casé joven, precisamente
con mi compañero de secundaria.
Pienso
que el amor verdadero necesita libertad. Estimo que esa época tan remota y
extraña, fue como un cuento donde suelo verme como una jovencita silenciosa y
apasionada, en el recuerdo de una luz de sueño iniciado allá por los sesenta y
algo, donde juntos formamos nuestra entrañable familia.
Fue más que un beso, era el comienzo de la aventura de la vida. El beso solo fue una escusa...
ResponderEliminarBello relato Mirta.
Un abrazo.
"Éramos tan jóvenes", ¿verdad?. Hermoso recuerdo de épocas pasadas.
ResponderEliminarSusana Olivera