Carmen Gastaldi
…acudieron a mi memoria,
acudieron en mi ayuda…
Mientras ordeno mi casa
busco en mi memoria, busco sin encontrar, cosas, eventos, acontecimientos, en
mis recuerdos para poder armar una historia, pero mi mente se resiste. No hay
caso.
Me detengo, brazos en
jarra y miro sin ver una pared naranja. De pronto, como una cascada comienzan a
aparecer. Recuerdo un pañuelo blanco, arrugado, maltratado, las parras de mi antigua
casa, sus hojas y Elena la amiga de mamá, una guitarra nueva estrellada contra
una pileta, un sombrero de “ala ancha”, un vaso de vino sobre el mármol del
viejo y bello mueble de madera, escondido tras la pata torneada que junto a
otras sostenían el cristalero, con su frontispicio finamente tallado…
El perfume del jazmín
del Paraguay y de los azahares del naranjo. El duraznero, el laurel y la retama
que en primavera pintaba el jardín con un color amarillo intenso como su aroma.
La huerta, producto del
trabajo diario y amoroso de mi abuelo. Mi abuelo, su guitarra, la sillita baja
a la sombra del naranjo, una foto que permanecerá en mis retinas por siempre,
una foto con sonido, con los acordes andaluces que él sacaba, casi todas las
tardes de esas cuerdas y, que detrás del tapial de ingreso a la casa, en la
vereda, solían escuchar mis vecinos.
Los dormitorios daban
al patio, con sus puertas altas, con postigos y, para evitar el sol del verano,
las largas cortinas de bambú. Las ventanas adornadas con cortinas tejidas al
croché, sus postigos y unas bellas rejas de hierro forjado.
Trasponiendo el comedor
que dividía la casa en dos, arribabas al “fondo”. Allí, otra historia: los
gallineros, el horno de barro, la higuera, el galponcito, mi gata…
Cada una de las cosas
que menciono al comienzo constituye parte de la historia familiar. ¡Hay para
contar!
La del pañuelo blanco,
arrugado y maltratado, esa solo esa la puedo contar desde el umbral de mi casa
hacia afuera.
Lo primero que se cruzó por mi mente al leer fue el tango "Cambalache", enumeraste muchas cosas disimiles que formaban tus recuerdos para luego darle la nostalgia de la música del abuelo.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo Carmen.
¡Cuántos recuerdos parecidos de nuestra infancia y la casa paterna! ¡Qué hermoso evocarlos!
ResponderEliminarMe encantó tu escrito.
Un abrazo
Susana
Que bella manera de evocar tus recuerdos!! Cuantas hirtorias hay detras de ellos!! abrazos
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