Héctor Carrozzo
Esta plaza que está ubicada
en el Barrio “República de la Sexta” se llamaba originariamente Plaza de las
Carretas (1856) y es una de las más antiguas de la ciudad, por lo que fue
testigo de hechos trascendentes de la ciudad. Entre ellos, fue mercado de
frutos, hospital del Ejército en la Guerra del Paraguay, corral para la
caballeriza del Ejército y posteriormente mercado de verduras. También de ella
partió el primer tranway de la ciudad
que unía la plaza con la Aduana, y de ella se elevó el primer globo aerostático
en la ciudad. Alfonsina Storni vivió en esa zona.
Uno de los primeros
recuerdos que tengo de ella se remonta a los años 50. La tía Emma vivía por la
zona y nosotros la visitábamos frecuentemente. De allí recuerdo ir a pasar las
tardecitas entre las hamacas, el tobogán y los otros juegos, que estaban ubicados
en el parque arenero y esperaban a los pibes del barrio. Era el lugar de
encuentro de los vecinos del lugar.
Un poco más adelante, a
mediados de los 50, hacíamos navegar un pequeño velerito de juguete que nos
prestaba la tía en la fuente ubicada en el centro de la misma. El paso de los
años y la intransigencia la fue deteriorando; pero hoy, restaurada, la estatua luce
esbelta su figura, aunque protegida por unas rejas que impiden el acceso de la
gente a su entorno.
Luego, allá por el
final de los años 60 vino la calesita que aún sigue juntando a los pibes en ese
viaje imaginario en “Dumbo”, en el caballo blanco de San Martín o en ese auto
que nunca ganó una carrera. Y la denodada lucha cuerpo a cuerpo por conseguir
ese trofeo impagable, que era “la sortija” y que nos daba más que la
posibilidad de otra vuelta. Nos daba “la gloria” de conseguirla.
Por mediados de los 60
y con la adolescencia efervescente, fue lugar de citas con nuestro “filitos” o
novias. El ombú ubicado en la esquina de Laprida y la cortada era el lugar
ideal por la poca iluminación y la frondosidad del ombú. En sus bancos nos
acurrucábamos para “chapar” un poco.
Ya casados, es como que
la historia se repite con hijos y nietos. Hoy, cuando salgo a caminar por el
barrio termino sentado en los bancos ubicados sobre la avenida Pellegrini.
Caminar entre sus frondosos árboles me recuerda aquellos tiempos de la infancia
y la adolescencia.
La plaza fue, es y será
siempre un pedazo de la vida de los vecinos del barrio. La plaza fue, es y será
un pedazo de mi historia. Y de la historia de Rosario.
Oda a la plaza, que fuera escenario de tantos momentos vívidos en tu memoria.
ResponderEliminarExcelente artículo Hector.
Un abrazo.