martes, 16 de octubre de 2018

Plaza López


Héctor Carrozzo

Esta plaza que está ubicada en el Barrio “República de la Sexta” se llamaba originariamente Plaza de las Carretas (1856) y es una de las más antiguas de la ciudad, por lo que fue testigo de hechos trascendentes de la ciudad. Entre ellos, fue mercado de frutos, hospital del Ejército en la Guerra del Paraguay, corral para la caballeriza del Ejército y posteriormente mercado de verduras. También de ella partió el primer tranway de la ciudad que unía la plaza con la Aduana, y de ella se elevó el primer globo aerostático en la ciudad. Alfonsina Storni vivió en esa zona.
Uno de los primeros recuerdos que tengo de ella se remonta a los años 50. La tía Emma vivía por la zona y nosotros la visitábamos frecuentemente. De allí recuerdo ir a pasar las tardecitas entre las hamacas, el tobogán y los otros juegos, que estaban ubicados en el parque arenero y esperaban a los pibes del barrio. Era el lugar de encuentro de los vecinos del lugar.
Un poco más adelante, a mediados de los 50, hacíamos navegar un pequeño velerito de juguete que nos prestaba la tía en la fuente ubicada en el centro de la misma. El paso de los años y la intransigencia la fue deteriorando; pero hoy, restaurada, la estatua luce esbelta su figura, aunque protegida por unas rejas que impiden el acceso de la gente a su entorno.
Luego, allá por el final de los años 60 vino la calesita que aún sigue juntando a los pibes en ese viaje imaginario en “Dumbo”, en el caballo blanco de San Martín o en ese auto que nunca ganó una carrera. Y la denodada lucha cuerpo a cuerpo por conseguir ese trofeo impagable, que era “la sortija” y que nos daba más que la posibilidad de otra vuelta. Nos daba “la gloria” de conseguirla.
Por mediados de los 60 y con la adolescencia efervescente, fue lugar de citas con nuestro “filitos” o novias. El ombú ubicado en la esquina de Laprida y la cortada era el lugar ideal por la poca iluminación y la frondosidad del ombú. En sus bancos nos acurrucábamos para “chapar” un poco.
Ya casados, es como que la historia se repite con hijos y nietos. Hoy, cuando salgo a caminar por el barrio termino sentado en los bancos ubicados sobre la avenida Pellegrini. Caminar entre sus frondosos árboles me recuerda aquellos tiempos de la infancia y la adolescencia.
La plaza fue, es y será siempre un pedazo de la vida de los vecinos del barrio. La plaza fue, es y será un pedazo de mi historia. Y de la historia de Rosario.

1 comentario:

  1. Oda a la plaza, que fuera escenario de tantos momentos vívidos en tu memoria.
    Excelente artículo Hector.
    Un abrazo.

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