miércoles, 14 de agosto de 2019

Vacaciones


Noemí Peralta

Fue un hermoso verano. Siempre que venía la época de vacaciones, mis padres decidían adonde iríamos. Éramos cuatro niños, tres mujercitas y un varón, siendo yo la hermana mayor.
La preparación llevaba mucho tiempo y qué ropa llevar corría bajo la responsabilidad de mi madre, quien acudía a la modista para encargar algunas prendas, sobre todo para las nenas.
Llevábamos en el porta-equipaje del auto un enorme baúl, aún lo recuerdo.
Ese verano, la elección cayó en El Tigre, lugar donde vivían mis tíos Petty y Carlos, lindante con el río.
Tía Petty no tenía hijos y se sintió muy contenta con nuestra decisión, pues nos quería mucho y nos extrañaba.
Era un campo con hermosos durazneros y sus frutos estaban maduros y a nuestro alcance.
Íbamos todas las tardes a bañarnos en las orillas del río, previa panzada de duraznos.
Una de esas tardes, hizo mucho calor y unos patitos amarillos y chiquitos se refugiaron bajo la sombra de un catre que había fuera de la casa.
Mi hermana Pirucha era pequeña, solo tenía tres años, pero muy traviesa y se puso a saltar sobre el catre, como un juego, cuando de repente este se desarmó, cayendo ella también sobre el mismo con todo su peso sobre los pobres patitos... me dio mucha pena.
No éramos chicos de campo. Nos gustaba andar descalzos y con poca ropa, disfrutábamos mucho.
Mi hermano, al ser muy travieso, encontró la vieja camioneta de tío Carlos y, con una varilla metálica que había encontrado, le perforó el radiador, creo que quedó totalmente estropeado.
No recuerdo si a mis hermanos les gustaba la leche recién ordeñada, pero a mí sí y me paraba al lado del peón que realizaba el ordeñe, con un jarrito, esperando mi ración de esa leche dulzona, tibia y espumosa.
Nos acostábamos temprano, pues al no haber electricidad las luces de las lámparas de querosén nos inducían al sueño.
Y, apenas salía el sol por la mañana, nos levantábamos a disfrutar del día.
Tenían muchos animales: vacas, caballos, chanchos y patos. Para nosotros era un paraíso.
Supongo que a pesar de que nos querían mucho, mis tíos esperarían ansiosos nuestra vuelta a casa.
Hermosos recuerdos que guardo en mi corazón.

1 comentario:

  1. Sin duda que los tíos disfrutaban de su presencia!! Y también de su ausencia. Hermoso relato que refleja las emociones fuertes de la infancia.

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