miércoles, 15 de octubre de 2025

Yo escucho blues

María Elena Molina

 

Tendría que empezar a contarles, casi un secreto.

Con mis amigos, frecuentábamos los bares, donde se escuchaba blues, hace más de 20 años.

Estàbamos unidos por la fascinación de los acordes de la armónica, del bajo, la guitarra, el saxo, el piano… por las voces.

 La música nos convocaba.

El blues siempre vuelve, viene de lejos, nos unía, era un afecto, una pertenencia.

El Blues, una música tan sencilla, desde los algodonales, se fue al mundo y se hizo universal. .

Para nosotros, la ceremonia era en los bares.

Alguien dijo, que el blues vendió su alma al diablo, en un cruce de caminos donde conviven la vida y la muerte. Esos maestros fueron irreverentes, sin preceptos de la iglesia, de la religión, sin miedo al alcohol.

Mis amigos me dicen que ahora tenemos poco tiempo.  

Como los bluseros, quizá también dejamos el alma en un cruce. Y no es cierto, que no tengamos tiempo, sólo tenemos escondidos otros secretos. 

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