domingo, 8 de junio de 2014

Historia y vivencia de la juventud

Por Esther Cuperstein (Ety)

Recuerdo como hoy mis primeros pasos como estudiante universitaria.
Era claro que terminando la escuela secundaria seguía la facultad.
En aquellos años solo existían las carreras convencionales: Medicina, Arquitectura, Abogacía y etcétera, etcétera.
Mis padres me sugirieron estudiar Ciencias Económicas y yo había pensado en Psicología; pero sin ninguna duda ni objeción escuché los consejos de mi familia y, sin ningún inconveniente, en diciembre de 1974 comencé mis trámites para mi ingreso.
Nunca olvidaré que junto a mi papá (z”l) fuimos a la oficina de su primo, que ya era profesor y doctor en esta materia para llenar los papeles requeridos con mucha prolijidad utilizando la máquina de escribir. Era todo muy ceremonioso y serio.
Al presentar los mismos y entrar por primera vez a este lugar tan grande, inmenso, frio y lúgubre, me sentí muy pequeña y asustada. Sentía que salí de mi casa para entrar en un castillo misterioso.
Comencé en 1975, turno mañana, mis nuevos caminos tanto de trabajo y estudios. Todo fue paralelo, ya que por las tardes ejercía mi docencia en Nivel Inicial de Idioma en mi escuela, como la sentía y siento.
La preparación de trabajos, planificaciones, estudios, capacitaciones, exámenes, calificaciones nada fue fácil, era mucho tiempo dedicado al trabajo y a los estudios.
Mi horario de entrada era a las siete treinta. Vivía a seis cuadras de la facultad. Me costaba levantarme. Mi mamá preparaba todo para que pudiera llegar a tiempo y mi papi siempre me acompañaba a tomar el colectivo para que no tomara frío ni caminara de noche.
Sin querer, una nueva amistad surgió a raíz de esa espera, ya que muchas veces, cuando me veían parada esperando, me llevaba un profesor que, con su hija, hacían el mismo recorrido en auto. Nos hicimos muy amigas, inseparables. Compartimos muchos momentos únicos e irremplazables.
¡Cuántos desafíos me esperaban! No entiendo cómo pero con el tiempo pude llegar hasta la mitad de mi carrera y por una sola materia no obtuve mi título intermedio.
Agradezco de todo corazón ahora viendo y sintiendo a la distancia la oportunidad de haber tenido que atravesar esta etapa tan hermosa para mí, llena de juventud. Conocí a muchos compañeros tanto de Rosario como de otros pueblos y ciudades, profesores.
Fueron muchos los trabajos realizados en equipo. Visité distintas casas, pensiones e incluso nos reuníamos en la mía también. Nos levantábamos muy temprano, siempre nos acompañaba el calor del horno a gas de las cocinas. Algunos tomaban mate y nunca faltaban las charlas que amenizaban nuestros encuentros, gestando risas, comentarios y mucha frescura.
También solíamos encontrarnos en las horas libres en un bar que estaba en la esquina y había muchas cosas más: imaginar, expresar y divertirnos de verdad.
En 1978, después del Mundial de Futbol, me casé. En esos años primaba el amor, la felicidad y también grandes preparativos. Mi novio solía buscarme e incluso estudiábamos distintas carreras, pero no importaba los fines de semana aunque sea en un parque o una plaza cada uno se ocupaba de lo suyo acompañándonos y, por qué no decirlo, con mimos y demostraciones de ternura todo se hacía más pasable y menos tedioso. Era lindo estar acompañada de alguien tan especial como lo era “él”.
En esos días decidí cortar por un tiempo mis estudios y dedicarme a disfrutar a pleno del presente previos a mi boda y es por ello que trabajé doble turno para vivir esos días tan especiales.
Hoy rescato una vivencia única, colmada de muy buenos momentos, la nostalgia me embarga y quisiera escribir mucho más.
 Ya lo sabemos, la vida es aprendizaje; pero al recordar y volver un poco atrás en el tiempo puedo comprobar que las piedras en el camino fueron grandes oportunidades de afrontar momentos que quedaran grabados por siempre en mí.

7 comentarios:

  1. Uno va leyendo las historias de nuestros compañeros y en cuántas nos sentimos identificados, como en esta. Hermosa. Cariños. Ana María.

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  2. Qué hermosa época esa cuando nos iniciábamos en el trabajo, en los estudios, en el amor. Muy bueno tu recuerdo
    Susana Olivera

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  3. Me ha gustado mucho tu relato, ya que por el tiempo que nos conocemos mostraste una faceta diferente de tu vida.
    Me encantó amiga...

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  4. muchas gracias por tu comentario...
    cariños!!
    ety

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  5. Ety leo tu historia y pienso cuan distintos fueron nuestras realidades. Yo hice el secundario en otra localidad, me recibí de maestra porque era lo único que teníamos con pensión , las Hermana de la Misericordia, en Rufino
    Mi sueño era ir a la Universidad, ser abogada peroooo Rosario era lo mas cerca a 350 km .Hoy, sin hacer una carrera estoy transitando por lo menos sus aulas y me colma de satisfaccion.

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