miércoles, 29 de octubre de 2014

Cine "Rose Marie"

Por Paquita Pascual

Fue un edificio más entre todos los que ya había construido. Entre Ríos 1253: diez plantas, semipisos de dos dormitorios, ambos al frente mirando al oeste.
Cuando le pregunté por qué le ponía ese nombre, me respondió: “Porque enfrente estaba el cine o ¿no te acuerdas?”. Pero yo sabía que había algo más.
En mis días de guardia, mientras esperaba a los clientes para mostrar las unidades, miraba con nostalgia el edificio de lo que hoy es el “Círculo Obrero” y se me agolpaban los recuerdos. Muchas veces alguna lagrimita humedeció mis mejillas. Veía a mi hermanito de tan sólo cuatro años jugando en las escaleras, mientras nosotras disfrutábamos de las tres películas que generalmente daban los domingos. “Violetas Imperiales” con Carmen Sevilla, Joselito, Lolita Torres, Rafael…Único nexo con la querida tierra que habíamos dejado.
En la clase de esta tarde donde se tocó el tema de la vorágine del tiempo que todo lo arrasa y todo lo… muere. Se evocó la desaparición de muchos cines que fueron deleite de nosotros niños y adolescentes Ambassador, América, Esmeralda, Sol de Mayo Radar, Gran Rex, Rose Marie… Y esto fue el disparador que me llevó, una vez más, a preguntarle a este recio empresario algo que siempre supe: “¿En quién pensabas cuando le pusiste el nombre Rose Marie al edificio de la calle Entre Ríos al 1200?”
Y esta vez su respuesta fue más amplia, no podría ser de otra manera; somos hijos de los mismos padres:
“Evoqué mi niñez y, sobre todo, a mamá que con tanto entusiasmo nos arriaba a todos al cine los domingos, previa preparación de bocadillos que saboreábamos en el intervalo. Eran tiempos de obediencia y aunque no me gustaban esas películas debía permanecer jugando en las escaleras y hacer tiempo hasta que ustedes salían”.
Esta pequeña historia me hace reflexionar. ¿Qué tan bueno es aferrarse a los recuerdos? Miramos impávidos como nos borran la vida, edificios históricos que otrora representaron nuestra esencia son abatidos por la pala demoledora de la modernidad, en muchos casos para hacer…nada.
Por suerte, la siniestra escavadora no puede extraer la memoria de aquellos sensibles que, como nosotros, gracias a Dios vivimos para contarle a nuestros nietos.

5 comentarios:

  1. Tu evocación me retrotrae a aquel tiempo donde en cada barrio había un cine, donde la purretada disfrutaba esas tardes con la seguridad que hoy no tenemos. los míos eran el Rivadavia en Mendoza y Suipacha y el Echesortu sobre calle Mendoza y hoy es playa de estacionamiento de un super mercado.
    Hermoso recuerdo Paquita. Un abrazo.

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  2. Paquita todo lo que escuché tuyo durante el año me encantó y si te lo escuché leer ¡mucho más!!!

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  3. Paquita realmente tus relatos me encantan...........tenes una pluma especial ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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  4. Muchas veces de chica fui al cine Rose Marie... lo pronunciaba mal, pero ¿qué importa? Suerte que la memoria no se borra fácilmente y tampoco lanostalgia de tiempos viejos...Susana Olivera

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  5. Paquita, yo estoy muy orgullosa de mis compañeros que tienen tan buena memoria y nos permiten volver a vivir a puro sentimiento y nostalgia nuevamente nuestra historia. Por eso te felicito con todo mi corazón. Ana María.

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