miércoles, 3 de junio de 2015

Cursos por correspondencia

Teresita Giuliano

En las décadas del 60 y 70 era muy común ver en las contratapas de las revistas (“El Tony”, “Intervalo”, “Dartagnan”), publicidades que promocionaban cursos por correspondencia.
Ofrecían diversos métodos para alcanzar una especialización y un título “en la comodidad de su hogar”: “aprenda estudiando, aprenda jugando, aprenda mientras duerme (¡con dormifonética, un método revolucionario!), aprenda practicando…”
La temática de los cursos abarcaba todas las profesiones y aún más, se podía estudiar desde “Electricidad del automotor” “Cerrajería”, “Cerámica”, pasando por “Enfermería”, “Locución”, “Azafata”, hasta “Detective privado”, “Técnica de Bonsái” o “Marina mercante”, entre otros.
Se solicitaba enviar un cupón con los datos del interesado y a vuelta de correo, se recibiría la primera clase o folletos explicativos gratis.
Contaba con diez años de edad cuando convencí a mi hermano Wally, dos años menor, para que completáramos los cupones para estudiar “Fotografía”, él; y “Dibujo”, yo. En el casillero donde nos pedían la edad, impunemente declaramos 18 años, él; y 20, yo.
Ensobrar los cupones, escribir la dirección, conseguir el dinero para las estampillas y enviarlos por correo fue apenas un trámite. Había que esperar unos días.
Por supuesto, mamá y papá no se habían enterado y yo, la mayor, no medí las consecuencias. Creo que llegué a pensar que nunca nos iban a mandar nada hasta que llegó el cartero con sendos sobres dirigidos a mi hermanito y a mí.
¡Conmoción en el hogar!, ¿qué podía haber pasado?, ¿por qué habían mandado tal material a dos niños?
Ante tanta confusión y cuestionamientos, tuve que confesar mi autoría y participación en el hecho, recibiendo una de las mayores reprimendas que recuerdo.
 Los sobres con las primeras lecciones siguieron llegando y al no recibir respuesta de los “estudiantes”, enviaban notas con argumentos para convencernos de continuar los estudios. Y con cada carta, los reproches de mi madre.

 Luego cesaron los envíos, quedando la travesura como un recuerdo risueño dentro del anecdotario familiar.

1 comentario:

  1. Yo hice el curso de dibujo "Maine Color".Todavía guardo la carpeta con los dibujos.

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