Por María Julia
Rivas
Éramos muy chicas María, mi amiga de toda la
vida, y yo. Además de todas las historias vividas, teníamos seis años y un día
decidimos hacer, con dos cajas de zapatos y piolines, el exhibidor de nuestra
venta de estampitas en la esquina de Salta y Lagos. Estábamos al lado del
manicero, que vendía maní y semillitas de girasol con cáscaras calentitas. Salía
un olor espectacular de esa rústica y pequeña chimenea.
Pero, ¿qué sucedió? El padre de mi amiga nos
pescó en plena venta y dijo: “María, está en penitencia”. Pero nosotras
seguimos, porque con ese dinero nos íbamos a comer pizza al “Danubio”, que
quedaba en nuestra cuadra. La gente nos miraba, porque en esa época no se
acostumbraba que dos pequeñas, cuyos pies no llegaban al suelo, estuvieran
solas; pero a nosotras no nos importaba nada.
Pero ahora viene el hurto. Sí, robábamos en
casa “TIA” útiles escolares y se los regalábamos a María Esther, que vivía
enfrente. Creíamos que no podía comprarlos; pero todo producto era de nuestra
imaginación. Nadie se enteró que eso era producto de un ilícito.
Otro hurto fue en “La Buena Vista”, de Cafferata
y Urquiza. Había un enorme fuentón lleno de bolitas y yo comencé a
guardármelas, hasta que una persona nos detuvo. Mi mamá dijo: “Pero, ¿qué pasa?”.
“La nena se lleva bolitas, ¿no?”. Comenzaron a revisarme y no terminaba de
sacar bolitas. Imagínense qué me pasó; y, bueno, nosotras lo hacíamos para
gente que necesitaba.
Como termina esta historia: con felicidad;
porque sigo tan amiga como cuándo éramos chicas.
Ah, me olvidaba. Nunca nos hemos peleado. La amo
mucho.
Besos a mi querida Piyo, como le decían.
Que lindas travesuras y hermoso tu relato , me encantó .
ResponderEliminarMaria Rosa Fraerman
Me gustó mucho, que infancia tan suelta y sin miedos. Cariños. Ana María.
ResponderEliminarQue linda historia amiga. Pensar que muchas lo hicieron pero lo tienen bien calladito.
ResponderEliminarQué lindas "Quijoteadas"!!!! María Julia (me encanta tu nombre porque así se llamaba mi mamá) no sé cuantos años tendrás, pero la pizzería "El Danubio", era visitada por nosotros, cuando papá no iba a esperar a la salida del Cine "NORMANDÏ", la escuela ALMAFUERTE fue mi primaria, Rodríguez y Jujuy era mi casa. ¿Nos habremos cruzado alguna vez en nuestra infancia? CARMEN G.
ResponderEliminarHermoso y tierno relato de esas dos niñas inocentes!! Cuánta ternura encierra!!
ResponderEliminarElena