Por Nilda Tuan
Estuve buscando las similitudes y
las particularidades de estas coetáneas y contemporáneas mujeres que no se
conocieron.
Provenientes del norte de Italia,
mi abuela paterna (de Manzano, pueblo viñatero, Udine, hoy “capital de la silla”),
con el puerto cercano de Venecia; y mi abuela materna, de la región de otro
puerto, Génova. Ambas con el mismo nombre, ROSA, inmigrantes.
Supuestamente la udinense se
embarcó con su marido, después de viajar en carro varios kilómetros en busca de
una mejor vida. Llegaron a Argentina, desde Buenos Aires pasando por Rosario y
se establecieron en el pueblo santafesino de Díaz.
Nacieron sus seis hijos y aún
joven, murió en 1917. No se registran más datos ni fotos de ella.
La otra, mi abuela genovesa,
después de una ruptura sentimental en su lugar natal –según dichos de mi madre–viajó
con varios hermanos, todos ellos no muy altos (ella sí lo era) y de ojos claros.
Aquí, se casó con un argentino y, después de vivir un tiempo en Rosario,
decidieron trasladarse a zonas rurales santafesinas. Quedó viuda muy joven, con
siete hijos. Falleció en 1932. No se conocen fotos.
Sus hijos vivos, se trasladaron
al ex pueblo Juan Ortiz.
Posteriormente, cuando se instala
Celulosa Argentina, fábrica de papel, llega también mi abuelo paterno con sus
hijos.
Es así como el hijo mayor de la
udinense italiana conoce a una de las hijas de la italiana genovesa, ambos
argentinos, casándose en la hoy ciudad de Capitán Bermúdez (en la foto).
Ambas mujeres habían llegado con
muy pocas pertenencias (tal vez una humilde joya qu
e aún conservan sus
descendientes de tercera generación) y también coincidieron en poner su nombre
a una de sus hijas mujeres.
¿Y sus sueños? ¿Qué pensaban tan
lejos de su tierra natal, sin comunicación con familiares, que seguramente
quedaron allí? ¿Cómo vivieron el exilio?
Son preguntas que aún hoy, para
mí, no tienen respuesta.
¡Qué buen título! ¿Por qué será que sabemos tan poco de nuestros mayores? ¿Por que habrán callado tantas cosas? Qué bueno que hayas buscado la relación entre las dos Rosas
ResponderEliminarCariños
Susana Olivera
Lo importante es que llegaron a esta bendita tierra , y seguramente fueron felices junto a sus hijos.
ResponderEliminarNilda, hermoso relato
Maria Rosa Fraerman
Me encantó y pienso que de haberse conocido, las dos Rosas, hubieran sido grandes amigas. Cariños. Ana María.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmuy linda historia ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarPensá Nilda, que las mujeres de esa generación estaban preparadas para seguir a su esposo y formar una familia. Esa era
ResponderEliminarla vida para ellas.Eran muy sacrificadas y luchadoras, nosotras nunca podríamos entenderlas.Muy lindo recuerdo.
Nilda, comparto el pensamiento de Alicia, porque la abuela que yo conocí vivió de manera muy parecida. Nunca más se contactó con su familia en España. Besos. CARMEN G.
ResponderEliminarDos vidas paralelas que su descendencia supo aunar, Dos Rosas que regalaron su esfuerzo a esta tierra.
ResponderEliminarHermosa historia amiga.
Qué historias de desgarros familiares vivieron nuestro abuelos y es verdad, qué poco sabemos de sus sentimientos!
ResponderEliminarElena Risso