lunes, 26 de mayo de 2014

Anécdotas musicales

Por Luis Zandri

Mi padre tenía un bandoneón “Luis XV”, porque él había sido músico de la llamada “Guardia Vieja”. Un vecino y amigo de mi padre era músico. Federico Cardinali se llamaba, daba clases de bandoneón, acordeón a piano y contrabajo. En consecuencia, ellos se pusieron de acuerdo, me comunicaron que iba a estudiar bandoneón, y yo a mis ocho años, sin derecho a réplica, me encontré con el bandoneón sobre mis rodillas. A todo esto, el instrumento me llegaba hasta el mentón, porque era más grande que los demás y así fue como comenzaron mis estudios musicales.
A los 12 años mi maestro me propuso que, como yo leía muy bien la escritura musical, podía encarar el aprendizaje del contrabajo, diciéndome que como había pocos contrabajistas en unos meses tendría la posibilidad de incorporarme a alguna orquesta. Se lo comenté a mi padre, a él le pareció bien y lo dejó a mi criterio. Acepté la propuesta y, como medía un metro setenta y cinco, no tuve inconvenientes en lidiar con el más grande de los instrumentos de cuerda podríamos decir “portátiles”.
A los cuatro meses de comenzados mis estudios se presentó la oportunidad de ingresar a una orquesta llamada “Renacimiento”, compuesta por tres bandoneones, un violín, el cantor y yo en el contrabajo. Como en esa época se acostumbraba que los chicos usaran pantalones cortos, a mis padres no les quedó otro remedio que ponerme los “largos” para que pudiera ir a tocar a los bailes que estaban muy de moda y se realizaban en todos los clubes de Rosario. El director era un muchacho del barrio llamado Lelio Sánchez.
Mi primera actuación fue en el club “Maciel Bochín Club”, ubicado en calle Maciel del barrio Sorrento. El baile terminó a las tres de la mañana, como era habitual por disposición de la Municipalidad. Cuando salimos fuimos a un bar cercano de Bulevar Rondeau. “Mozo, café con leche con medialunas para todos” fue la primera vuelta. Como hacía calor, helado para todos fue la segunda. Más tarde, café la tercera. De pronto alguien dijo: “¿Y si tocamos algo?”. “Por qué no”, dijimos todos; le pidieron permiso al dueño que era el mozo, salió a relucir un bandoneón y se armó la peña. Entre tango, milonga y valses se hicieron las cinco de la mañana y el dueño tenía que cerrar, así que nos fuimos con la “música a otra parte”.
Para mí, como mi primera experiencia de músico, fue una noche inolvidable. Lelio y Martín me acompañaron a tomar el tranvía número 5, que iba hasta Plaza Alberdi, retornaba pasando por barrio Arroyito y luego seguía hacia el centro. Por supuesto, nos acompañaban nuestros instrumentos. Descendimos en avenida Alberdi y Reconquista, y teníamos que caminar cinco cuadras hasta mi casa. Uno de los muchachos de una punta y yo de la otra trasladábamos el “muerto”; o sea, mi contrabajo.

Cuando íbamos llegando vemos que mi padre me estaba aguardando en la esquina. Los muchachos y yo nos reíamos, lo saludaron y le dijeron: “No se preocupe, don Luis, que al pibe se lo cuidamos nosotros”.

8 comentarios:

  1. Qué buenas épocas en que uno podía confiar a los hijos a otras personas y encima permitirles vivir semejantes experiencias. Me encantó! Cariños. Ana María.

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    1. Luis Alberto Zandri19 de junio de 2014, 11:04

      Gracias Ana Marìa por tu comentario. Si, realmente era una hermosa època,yo siendo tan chico andaba de noche y de madrugada por toda la ciudad sin problemas de ninguna ìndole.

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  2. Hermoso recuerdo amigo, quienes tuvimos la suerte de conocer esa vida donde "éramos artistas" nos trae nostalgias.

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    1. Luis Alberto Zandri19 de junio de 2014, 11:05

      Asì es Luis, podìamos andar tranquilos por todos lados sin problemas, a cualquier hora. Como dice el tango, "tiempo ya pasados que no volveràn" chan chan.

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  3. Luis, el bandoneón, "La Guardia Vieja", los clubes y ... Qué bellas épocas, qué fácil que nos divertíamos, y qué sana la gente, no nos había invadido todavía el consumismo, "las marcas", la tecno y todo lo que vino atrás. ¡Hermoso tu relato!. CARMEN G.

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    1. Luis Alberto Zandri19 de junio de 2014, 11:07

      Gracias por tus palabras Carmen G. Si, lamentablemente como dice el tango "tiempo ya pasados que no volveràn"

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  4. Me gustó mucho el relato Luis. Mi papá tocaba el bandoneón en una orquesta cuando era joven. Me hiciste recordar sus aventuras
    Elena Itati Risso

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    1. Luis Alberto Zandri19 de junio de 2014, 11:10

      Gracias Elena por tu comentario. Si, fue una època muy hermosa. Fuì mùsico desde los 12 hasta los 20 años, anduve por toda la pcia. de Sta. Fe, disfrutè mucho y tengo cientos de anècdotas para contar.

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