miércoles, 7 de mayo de 2014

Ocurrió en mi niñez… Ahora, me anotaría para ir a Marte

Por Nora Nicolau (1939)

El año pasado, en el segundo cuatrimestre, en este ámbito de la Universidad de Adultos Mayores, fuimos invitados a un curso de Astronomía Cultural.
Apenas entraba la noche, en la terraza del edificio, con gran esfuerzo del profesor en armar y desarmar el telescopio, pudimos observar la Luna y los anillos de Saturno, además de aprender las constelaciones y contemplar la noche estrellada.
Varias veces yo había asistido al Observatorio Astronómico Municipal, que se encuentra en el Parque Urquiza, y estas observaciones siempre me recordaron aquella primera vez que mis ojos contemplaron algo del Universo. Transcurría el año 1951, cuando cursaba sexto grado en la Escuela Provincial Nº 90, el último año de la escuela primaria en esa época. La maestra organizó una visita al pequeño Observatorio, que tenía el astrónomo Victorio Capolongo en el Parque de la Ancianidad (así se llamaba el actual Parque Urquiza). Habíamos estudiado en clase el Sol, la Luna, los planetas…
Una noche, con los permisos reglamentarios de nuestros padres y de la Dirección de la escuela, con nuestra maestra y algunos compañeros partimos en un largo viaje en tranvía y caminando algunas cuadras más llegamos al oscuro parque. En medio de la arboleda se veía una pequeña casilla de madera, iluminada. El profesor Capolongo solo, nos esperó y orientó la observación explicándonos las constelaciones y la Vía Láctea que nos deslumbró. ¡Cuántos comentarios al regreso y cuántos comentarios al día siguiente en la escuela!
En nuestras casas, también; porque los adultos no conocían ese lugar que recién, tal vez, se estaba instalando. El proyecto de construcción del Observatorio comenzó en 1958 a pedido del intendente Luis Carballo. En 1961, se adquirió el primer telescopio y fue inaugurado el 18 de junio de 1970, nombrándose director del mismo al profesor Victorio Capolongo. Hoy, es el segundo Complejo Astronómico en el país y se conserva el refractor Cooke de 1912 con que comenzó Capolongo.
Desde entonces, me interesa la Astronomía. Me entusiasmó la carrera astronáutica entre EEUU y Rusia con el lanzamiento de los primeros Sputniks. Disfruté el alunizaje del hombre en la Luna el 20 de julio de 1969. Colecciono los artículos que aparecen en los periódicos sobre las noticias de los avances que se van produciendo y… ahora me anotaría para ir a Marte.

Con apenas once años ¿qué habría imaginado ver? No recuerdo. Sé que desde entonces la inmensidad del espacio interestelar, la observación del Cosmos, produce en mí la presencia de una infinitud que estremece la pequeñez de mi ser.
¿Tal vez tendría que haber sido astronauta?


2 comentarios:

  1. Excelente Nora, leer tu artículo me causó la misma emoción que cuando lo leíste en clase. Además de ser un hecho que nadie conoce de nuestra ciudad.
    Gracias . Un abrazo.

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  2. Nora, yo tuve el placer de conocer a Víctor Capolongo mientras trabajaba en la Biblioteca Vigil. Un científico, un gran estudiosa y una bella persona. Mi relación con el espacio se reduce a "mirar la luna" buscar las constelaciones, las tres marías, la cruz del sur..., por supuesto desde la terraza de mi casa y la sensación que me produce esa inmensidad, a veces surcada por uno que otro satélite, es parecida a la tuya! ¡Hermoso recuerdo!! CARMEN G.

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