Segunda parte
Carmen Gastaldi
¿Qué podían perder, con 14 o 15 años, con muchísimas ganas
de jugar al fútbol; y Central Córdoba, un club de la AFA, el más grande del
barrio y estaba ahí nomás? El “no” siempre se tiene, pero si a uno le interesa
algo, tiene que atreverse a ir en busca del “sí” y allá fueron con sus pequeños
bolsos y sus tremendas ganas.
Los recibió el portero del estadio y los mandó a anotarse
con un tal Pistelli, quien una vez que les tomó los datos les indicó los
vestuarios. Y fueron, llegando y llegando más y más pibes.
Una vez en el “césped” (¡qué emoción!), Pistelli les fue
preguntando de qué jugaban habitualmente y los fue acomodando hasta formar dos
equipos de once aspirantes cada uno, y se largó el partido. Mientras jugaban,
eran observados por ese señor y otros que charlaban entre sí y tomaban nota.
Terminó el juego y siguieron otros equipos. Les dijeron que los esperaban la
próxima semana y luego una más.
A la cuarta semana les dijeron: “Vos, vos y vos, sí; vos,
también; vos, vamos a ver… ya los voy a llamar…”. La cosa fue que entre los once
que quedaron ellos tres estaban incluidos. Buby como wing derecho, Camafeo como
centrofoward y el Mono como insider izquierdo. En esa época los delanteros eran
cinco.
Comenzaron las prácticas. Al poco tiempo el torneo de la Quinta
división, donde se hicieron de algún que otro campeonato. Luego, la Cuarta,
Cuarta especial y después la Primera local, todo dentro de la Asociación
Rosarina de Fútbol, donde competían, en las mismas categorías, con clubes
locales como Ñuls, Central, Provincial, Talleres, Argentinos y otros.
Rizzo y el Mono Tolosa fueron quedando en el camino…
En la AFA, Central Córdoba competía en la Primera B,
disputando posiciones con equipos de Buenos Aires. En 1957 gana el torneo y ¡asciende
a Primera A!.
El abuelo jugaba en la Primera local, pero muchas veces iba
a disputar a Buenos Aires reemplazando algún titular como Ráccaro, como wing
derecho, o Delogú, como wing izquierdo, o cualquier otro delantero, ya que era
hábil con las dos piernas.
Ya era jugador del plantel de Central Córdoba, el más joven
del grupo con 18 o 19 años, cuando la edad promedio era entre 25 y 27. Por lo
tanto, le decían “El Pibe” o “Motoneta” por su velocidad o el “Conejo” por su
dentadura.
Compartió equipo con grandes jugadores como los que ya
nombramos y otros como Indalecio López, Palmintieri, Rivoiro, Valenti, Viso,
Cecchini, el “flaco” Bellini, Alvarez y Villagra.
Partidos por allá, partidos por acá. En ese tiempo se iban a
disputar los “Terceros Juegos Panamericanos en Fútbol” en la ciudad de Chicago.
Una comisión especial de la AFA comenzó a observar, para
esta copa, jugadores menores de 20 años, porque así debían ser. Un tal
Ducchini, que la integraba, a través del profesor Más, que era el preparador
físico de Ñuls, seleccionó a un grupo
de jugadores de Rosario entre los que estaba el abuelo. El profesor se
encargaba de llevarlos a Buenos Aires a las prácticas y quedaron
preseleccionados: Pagani, Ochoa y Vidal, como “firmes candidatos”
Ducchini le pidió al profe
que agilizaran todos los papeles, pasaporte y demás que ya estaban seleccionados.
Cuando se publicó la lista oficial de la AFA, ¿tal vez por
olvido?, no figuraba ningún rosarino. Viajaron todos jugadores de Buenos Aires.
¿Feo no?
Tal vez me quede una colita…
No hay comentarios:
Publicar un comentario