Por Luis Zandri
Mi padre tenía un bandoneón “Luis
XV”, porque él había sido músico de la llamada “Guardia Vieja”. Un vecino y
amigo de mi padre era músico. Federico Cardinali se llamaba, daba clases de bandoneón,
acordeón a piano y contrabajo. En consecuencia, ellos se pusieron de acuerdo,
me comunicaron que iba a estudiar bandoneón, y yo a mis ocho años, sin derecho
a réplica, me encontré con el bandoneón sobre mis rodillas. A todo esto, el
instrumento me llegaba hasta el mentón, porque era más grande que los demás y así
fue como comenzaron mis estudios musicales.
A los 12 años mi maestro me
propuso que, como yo leía muy bien la escritura musical, podía encarar el
aprendizaje del contrabajo, diciéndome que como había pocos contrabajistas en
unos meses tendría la posibilidad de incorporarme a alguna orquesta. Se lo comenté
a mi padre, a él le pareció bien y lo dejó a mi criterio. Acepté la propuesta
y, como medía un metro setenta y cinco, no tuve inconvenientes en lidiar con el
más grande de los instrumentos de cuerda podríamos decir “portátiles”.
A los cuatro meses de comenzados
mis estudios se presentó la oportunidad de ingresar a una orquesta llamada “Renacimiento”,
compuesta por tres bandoneones, un violín, el cantor y yo en el contrabajo.
Como en esa época se acostumbraba que los chicos usaran pantalones cortos, a
mis padres no les quedó otro remedio que ponerme los “largos” para que pudiera
ir a tocar a los bailes que estaban muy de moda y se realizaban en todos los
clubes de Rosario. El director era un muchacho del barrio llamado Lelio Sánchez.
Mi primera actuación fue en el
club “Maciel Bochín Club”, ubicado en calle Maciel del barrio Sorrento. El
baile terminó a las tres de la mañana, como era habitual por disposición de la Municipalidad.
Cuando salimos fuimos a un bar cercano de Bulevar Rondeau. “Mozo, café con
leche con medialunas para todos” fue la primera vuelta. Como hacía calor, helado
para todos fue la segunda. Más tarde, café la tercera. De pronto alguien dijo: “¿Y
si tocamos algo?”. “Por qué no”, dijimos todos; le pidieron permiso al dueño
que era el mozo, salió a relucir un bandoneón y se armó la peña. Entre tango,
milonga y valses se hicieron las cinco de la mañana y el dueño tenía que
cerrar, así que nos fuimos con la “música a otra parte”.
Para mí, como mi primera
experiencia de músico, fue una noche inolvidable. Lelio y Martín me acompañaron
a tomar el tranvía número 5, que iba hasta Plaza Alberdi, retornaba pasando por
barrio Arroyito y luego seguía hacia el centro. Por supuesto, nos acompañaban
nuestros instrumentos. Descendimos en avenida Alberdi y Reconquista, y teníamos
que caminar cinco cuadras hasta mi casa. Uno de los muchachos de una punta y yo
de la otra trasladábamos el “muerto”; o sea, mi contrabajo.
Cuando íbamos llegando vemos que
mi padre me estaba aguardando en la esquina. Los muchachos y yo nos reíamos, lo
saludaron y le dijeron: “No se preocupe, don Luis, que al pibe se lo cuidamos
nosotros”.
Qué buenas épocas en que uno podía confiar a los hijos a otras personas y encima permitirles vivir semejantes experiencias. Me encantó! Cariños. Ana María.
ResponderEliminarGracias Ana Marìa por tu comentario. Si, realmente era una hermosa època,yo siendo tan chico andaba de noche y de madrugada por toda la ciudad sin problemas de ninguna ìndole.
EliminarHermoso recuerdo amigo, quienes tuvimos la suerte de conocer esa vida donde "éramos artistas" nos trae nostalgias.
ResponderEliminarAsì es Luis, podìamos andar tranquilos por todos lados sin problemas, a cualquier hora. Como dice el tango, "tiempo ya pasados que no volveràn" chan chan.
EliminarLuis, el bandoneón, "La Guardia Vieja", los clubes y ... Qué bellas épocas, qué fácil que nos divertíamos, y qué sana la gente, no nos había invadido todavía el consumismo, "las marcas", la tecno y todo lo que vino atrás. ¡Hermoso tu relato!. CARMEN G.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Carmen G. Si, lamentablemente como dice el tango "tiempo ya pasados que no volveràn"
EliminarMe gustó mucho el relato Luis. Mi papá tocaba el bandoneón en una orquesta cuando era joven. Me hiciste recordar sus aventuras
ResponderEliminarElena Itati Risso
Gracias Elena por tu comentario. Si, fue una època muy hermosa. Fuì mùsico desde los 12 hasta los 20 años, anduve por toda la pcia. de Sta. Fe, disfrutè mucho y tengo cientos de anècdotas para contar.
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