Por Juan José Mocciaro
Rosario, barrio Las Malvinas (ex Refinería), 4 de julio 1947
juanjosemocciaro@gmail.com
En 2004 viajo a Sicilia con una delegación de descendientes integrada
por argentinos y chilenos, el tours social lo realizamos por la USEF (Unión
Siciliana Emigrado y Familia). Luego de un recorrido por la bella Sicilia de
varios días, partimos con mi esposa de Brolo a Cefalú en tren. Domingo de
Pascua, al llegar, la estación vacía. Lo único que encontré fue un perro
durmiendo en el andén y un bar americano abierto. Entro y le pregunto cómo
podía hacer para llegar a Gangi?
El encargado me responde: “Hoy es feriado y no hay ningún medio para
ir”.
Dada mi insistencia me pregunta por qué quería ir y le comento que vengo
de la Argentina, que mi abuelo de apellido Mocciaro ha nacido en ese pueblo y quiero
conocerlo. Cuando nombro el apellido se quedó pasmado y me dice si se lo puedo
escribir en la servilleta. “El papá de la dueña de este bar es Peppino Mocciaro”,
me cuenta y lo llamó por teléfono. A los veinte minutos llegó un señor de
traje, un metro noventa de estatura, manos grandes, de setenta años
aproximadamente. Siento una emoción muy grande. Vimos el árbol genealógico que
había llevado. Comenta que en Cefalú hay mucha gente con nuestro apellido, pero
mi meta era llegar a Gangi.
Dado el feriado de Pascua era difícil conseguir algún medio, hizo unas
gestiones y me consiguió un remís por solamente dos horas, como un gran favor.
Con un camino sinuoso y en ascenso permanentemente por montañas, día nublado, recorrimos
los 50 kilómetros que separan Cefalú de Gangi. Por momento estábamos, sobre las
nubes con un paisaje realmente hermoso.
De pronto dice el chofer: “Llegamos,
ahí está Gangi”. Se veía una montaña rodeada de casas con techos de tejas
rojas, chimeneas humeantes, casas de estilo medieval, realmente me emocioné
hasta las lágrimas de saber que había llegado a la tierra de mis antepasados.
Así, lo describe el periodista Néstor Restivo en el diario “Clarín” del
19 de marzo de 2006, como el “Pueblo blanco” de Serrat de un barranco, este
cuelga pero de un monte. Es Gangi, una antigua aldea de agricultores en el
centro de Sicilia.
El remís nos deja frente a la Iglesia de San Juan, como día festivo,
había mucha gente que entraba y salía de la Iglesia y daba la sensación de un
pueblo de fiesta. Todos muy elegantemente vestidos.
Me bajo y se acerca un Policía Municipal, le pregunto dónde quedaba el
Bar Visconti (había sacado de una guía que el dueño era Mocciaro), me pregunta
por qué quería ir ahí y le digo que soy de la argentina, me llamo Mocciaro. Lanzó
un grito y dijo: “El del bar es mi fratello, yo también soy Mocciaro”. Tenemos
la misma nariz y nos pusimos a reír, nos sacamos una foto. Me toma del hombro y
me llevó al bar que quedaba a tres cuadras, gritando por esas callecitas
angostas y onduladas: “Llegó Mocciaro, de la Argentina anda a buscarlo a
Salvatore, Cataldo, Domingo… (todos de mi apellido)”. Realmente, parecía una
película de Fellini.
Llegamos al bar atendido por dos mujeres, una era la esposa del hombre que
buscaba. También es panadería. Nos invitaron con un café y un cornetto
(medialuna grande) mientras esperamos al esposo. El bar se encuentra frente a
la Plaza del Pueblo, la Municipalidad, la Fuente de los leones y la Iglesia
Mayor. Por la ventana se asomaban y me miraban como un marciano, para ver qué
Mocciaro era y si tenía algún pariente en el pueblo. Llegó, me pongo a
conversar y le muestro mi árbol genealógico y me explica que los Mocciaro eran
muchos que llevan ese apellido, hay que ver en la Comuna cuál era el domicilio
de mi abuelo para ver a qué rama pertenece. El Intendente no estaba porque
viajó a Palermo y a la secretaria tampoco la pudieron ubicar. Le dejé de regalo
el escudo de la Familia y dos ancianos me llevan a recorrer el pueblo. Primero,
a la Iglesia Mayor que es hermosa y me contaron que había catacumbas con curas
embalsamados. Luego, visité el Museo donde hay mucho material de los griegos
que dejaron a su paso por ahí.
También me mostraron de afuera el Palacio Mocciaro, un barón de la
época del 1800, pero me explicaron que ahora era privado. Lo había comprado la
familia Migliazzo.
Vino también el director de la escuela primaria que era un Mocciaro, de
baja estatura, y conversamos un rato, sobre el origen del apellido.
Fueron
más de dos horas realmente llena de emoción y me quedó pendiente si los
Mocciaro actuales de Gangi, tienen algún lazo sanguíneo, pero no va a faltar
oportunidad de regresar.
Pero por supuesto, nunca hay que perder las esperanzas y te pareces un poco a James Bond, vas a ver que lo lograrás. Felicitaciones por tu escrito, realmente parece una película de Fellini en blanco y negro. Cariños. Ana María.
ResponderEliminarQue aventura la tuya amigo, remontarte en el tiempo y descubrir tantas emociones, me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo.
En Gangi tambien estan mis antepasados los bongiorno y los blando, casi me muero cuando lei la historia, muero por ir a conocer ese bello lugar
ResponderEliminarMuy linda historia!, yo fui en el 2014 a gangi, y pude conseguir la partida de nacimiento de mi tatara abuelo. Me gustaría volver, es un lugar muy pintoresco y lindo para conocer.
ResponderEliminarHola Adriana vivo en Bahua Blanca. Mi nombre es Cecilia Blando . Mi ancestro Carmelo Blando nació en Gangi. Viajo a Gangi en setiembre
ResponderEliminarMe encantó tu relato, esperamos ir algún día, el abuelito de mi Esposa es de allí , de Gangi..lo lograrás, claro que si!
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