Por Mahjo
Era la época de las financieras, cuando la
gente esperaba recibir más dinero que en el banco y allí ponía sus ahorros. Mi
padre no fue la excepción y colocó su dinero en una casa que venía artículos
del hogar, además de ser financiera. Se imaginan que pagar tasas altas no podía
resistir la lógica.
¿Qué pasó con esta financiera? Lo esperado:
se fundió y los ahorristas perdieron todos sus ahorros.
Como compensación, a esta gente se le ocurrió
que, para recuperar parte de lo invertido, los ahorristas retiraran
mercaderías.
¿Qué fue lo que hizo mi padre? Retiró una
bicicleta, pero no era cualquier bicicleta. Ésta tenía rodado 28, gomas con
banda blanca, guardabarros cortitos y cromados y el color era rojo metalizado.
¡Se imaginan cuando la vi! ¡Cuánta fue mi
alegría! Además, era la primera bicicleta del barrio. Yo tenía unos 14 años y,
por lo tanto, fue la admiración de todos mis amigos.
El uso que le di fue andar por la cuadra y
sus alrededores ya que, en esa época, era mal mirada la persona que iba a la
secundaria o a la facultad en bicicleta, por lo que tuve que seguir corriendo
el tranvía para no llegar tarde a la escuela.
He
aquí la historia de cómo un hecho desgraciado se transformó en un motivo de
alegría.
De todo lo malo, siempre sale algo bueno, no?
ResponderEliminar¡Que paradoja! la famosa bicicleta financiera terminó convirtiéndose en una real...
ResponderEliminarMuy buen relato, un abrazo.