Por Paquita
A veces
cuando estamos solos y ganados por la soledad, buscamos el refugio en viejos
libros que ya hemos leído y volvemos a leer. Y ahí encontramos una frase que
Borges le dedica a Joyce en la cual dice: “En un minuto del tiempo entran todos
los días del hombre”.
Y es ahí
cuando mi nostálgica memoria me lleva a recordar aquel milagro que se produjo
en un minuto. Porque fue un milagro que el joven más guapo del barrio se
dirigiera a mí para invitarme al cine.
Todas las
chicas estaban enamoradas de él, pero él no miraba a ninguna, tampoco a mí. Yo
la más insignificante de todas, nunca me había pintado los labios, mis uñas
cortaditas al ras, prolijitas eso sí. Todas mis amigas usaban medias y algunas
hasta corpiño, y yo todavía con calcetines.
Pero ahí
estaba yo pensando cómo me las arreglaba para estar a la altura del imposible…
él medía un metro ochenta y cinco y yo apenas uno sesenta. Fueron tres días de
búsqueda y pruebas en la casa de primas y vecinas maquillaje, peinados… todo
estaba resuelto.
Pero
faltaban los zapatos. Yo usaba zapatillas y los domingos mocasines, sería
imposible presentarme ante él con semejante calzado. Por lo tanto, le saqué los
zapatos a mamá, preciosos, un número menor, pero yo hice lo imposible para usar
tacones. Y así fue como con un poco de esfuerzo los pude calzar.
Tuve una
tarde maravillosa no sé qué película dieron tampoco supe los intérpretes, mi
atención estuvo centrada en la presión de su mano que acariciaba la mía y las
dulces palabras que susurraba en mi oído.
Pero el
encanto se terminó cuando finalizó la película y se encendieron las luces.
Me había sacado los zapatos porque el dolor era irresistible, fue
imposible calzarlos o ellos se achicaron o mis pies crecieron. Por lo tanto,
tuve que volver descalza con un zapato en cada mano. Pero con el gran orgullo
de haber ido al cine con el muchacho más guapo del barrio.
Paquita, hoy mientras leias esta historia tan dulce , una lagrimita se me escapó de mis ojos.
ResponderEliminarUna bella historia !
Maria Rosa Fraerman
Cuánta inocencia. Hermosa historia. Felicitaciones!
ResponderEliminarMe encantó! Del cine, volvió Paquita...Con los zapatos en la mano, pero siendo una Paquita alta, muy alta y descalza! Un abrazo y gracias por la ternura del relato. Delicioso!
ResponderEliminarEres genial amiga, la dulzura de tu relato deja un sabor agradable y tierno, reminiscencia de un tiempo romántico, el salto de la niñez a la vida cuando el corazón se abre a los sueños.
ResponderEliminarHermoso.
Un abrazo.
CUANTA TERNURA. HERMOSO PAQUITA. CUANTO SE PERDIO.
ResponderEliminarCuando llegué a casa se lo leí a mi esposo porque me había parecido tremendamente dulce, pero me dí cuenta que suena mucho más bello leído por vos misma, con la picardía en la voz y ese acento españolísimo que no te abandona.. Bravo!!! CARMEN G.
ResponderEliminarMuy buena tu historia Paquita!! Me hace acordar cuando yo tenìa 16 años y no sabìa como hacer para declararle mi amor a mi mejor amiga. Finalmente li hice por escrito.
ResponderEliminarExcelente y emocionante como siempre tia querida!!! Ojalá sigas contando estos relatos muchos años más!!! Te quiero mucho!!!!
ResponderEliminarUn relato que trae la frescura de la juventud, siempre estimulé tu escritura , tienes muchos recuerdos que afloran cuando tus palabras envuelven la nostalgia y la experiencia .Me ha conmovido volver a leer lo que escribes , con soltura , simple y profunda en los sentimientos que provocas . La nota de humos al final es tu sello personal . Te felicito y adelante!!!! Un abrazo Mirta A Capdevila
ResponderEliminarTu frescura y lo transmitido por tus palabras ,producen el placer de recordar ese lugar que dejamos y evocamos con afecto ,: la juventud . Te felicito y Adelante !!!!!! Orgullosa de ser la que incentivó en vos , el deseo de escribir y contar historias
ResponderEliminarerror en la palabra humos quise decir Humor
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